El hombre en busca de sentido
Informe literario: Libro a elección.
EL HOMBRE EN BUSCA DE SENTIDO.
Profesor: Veronica Diaz.
Alumno: Cabral Lucas.
Curso: 5° 1°
El libro, en modo autobiográfico, relata la vida del autor Viktor E. Frankl en los campos de
concentración de la antigua Alemania nazi. Relata la crueldad con la que los soldados de las SS maltrataban a los prisioneros y a su vez explica cómo incidía la vida en el campo de
concentración en la mente del prisionero medio.
En un campo de concentración había dos tipos de prisionero diferentes, a saber: el prisionero
corriente, que sufría los trabajos más duros y recibía la crueldad de los soldados y los
denominados “capos”, estos capos eran prisioneros con privilegios y a menudo trataban a los otros prisioneros peor que los mismísimos soldados.
Nada más llegar al campo de concentración, que en este caso era el de Auschwitz, al
prisionero se le quitaban sus objetos personales y sus documentos de identidad y se les
identificaba con un número. Después se hacía una primera selección que para algunos tendría
un destino fatal. Agrupaban a los enfermos, deformes, débiles o que en resumen, tenían algún defecto para trabajar y los enviaban a alguno de los campos centrales, provistos de crematorios
y cámaras de gas.
Los trabajos forzados de los prisioneros tenían, a veces, una recompensa en forma de cupón.
Dicho cupón se podía canjear por una docena de cigarrillos o una docena de raciones de sopa.
Normalmente los cupones se guardaban para la sopa, pero, gracias a ellos se podía distinguir cuando un prisionero perdía las ganas de vivir y se fumaba sus cigarros para “disfrutar” de sus
últimos días de existencia.
El autor divide la vida en el campo en tres fases. A raíz de las cuales me dispongo a resumir el
libro:
Fase uno, “El internamiento en el campo”.
El síntoma que caracteriza esta fase, según Frankl, es el
shock.
Unos 1500 prisioneros viajaban en un tren que estaba abarrotado. Eran unos 80 en cada vagón y creían que los iban a
destinar a una fábrica de munición. Entonces se dieron cuenta que los habían trasladado hacia
Auschwitz, un campo de concentración, Nada más bajar, los recibieron un grupo de prisioneros
que hablaban en todas las lenguas europeas imaginables y que parecían bien alimentados.
Luego se sabría que era un grupo especial de prisioneros que hacían las funciones de comité de bienvenida. Por ello los prisioneros que llegaban pensaron que podrían compartir su
situación. En psicología, existe un estado de ánimo llamado “La ilusión del indulto”
en la que el
condenado a muerte a punto de morir, concibe la ilusión en la que sería indultado. Lo mismo
les pasaba a esos prisioneros, se agarraban a los últimos jirones de esperanza que les
quedaba. Llegó el momento de la desinfección, donde les quitaron todos sus objetos personales, Frankl
perdió un manuscrito de alto valor, les afeitaron todo el cuerpo y les dieron una pastilla de
jabón. A partir de ese momento lo único que tendrían aquellos prisioneros seria su existencia
desnuda. Ningún enlace material hacia su vida anterior. Después en la ducha a todos los prisioneros los embargó un humor macabro. Sabían que nada tenían que perder así que se
pusieron a bromear sobre ellos mismos. Aparte del humor, otra sensación se apoderó o de
ellos: la curiosidad, que suele aparecer ante ciertas circunstancias extrañas. Se tenía ese
ánimo como medida de protección, todos deseaban saber que pasaría a continuación.
La amenaza de muerte continua, lo desesperado de la situación y el preguntarse quién sería el siguiente abrigaba en ellos el pensamiento de suicidarse o “lanzarse contra la alambrada”,
como decían ellos. Seguidamente un colega de Frankl salió de su barracón a pesar de la
prohibición y les dio unos consejos alentadores, como el de tener una apariencia joven y
lozana. Puesto que a los que parecían enfermos y demacrados por fuera y por dentro eran los ...
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