El hombre en busca del sentido
El aspecto más doloroso de los golpes es el insulto que
incluyen. En una ocasión teníamos que arrastrar unas cuantas traviesas largas y pesadas sobre las vías heladas. Si un hombre resbalaba, no sólo corría peligro él, sino todos los que cargaban la misma traviesa. Un antiguo amigo mío tenía una cadera dislocada de nacimiento. Podía estar contento de trabajar a pesar del defecto, yaque los que padecían algún defecto físico era casi
34 seguro que los enviaban a morir en la primera selección. Mi amigo
se bamboleaba sobre el raíl con aquella traviesa especialmente
pesada y estaba a punto de caerse y arrastrar a los demás con él.
En aquel momento yo no arrastraba ninguna traviesa, así que
salté a ayudarle sin pararme a pensar. Inmediatamente sentí un
golpe en la espalda,un duro castigo, y me ordenaron regresar a
mi puesto. Unos pocos minutos antes el guardia que me golpeó
nos había dicho despectivamente que los "cerdos" como nosotros
no teníamos espíritu de compañerismo.
En otra ocasión y a una temperatura de menos de veinte
grados centígrados empezamos a cavar el suelo del bosque, que
estaba helado, para tender unas cañerías. Para entonces ya me
habíadebilitado mucho físicamente. Vi venir a un capataz con sus
rechonchas mejillas sonrosadas. Su cara recordaba
inevitablemente la cabeza de un cerdo. Me fijé, con envidia, en
sus cálidos guantes, mientras pensaba que nosotros teníamos que
trabajar con las manos desnudas y sin ninguna prenda de abrigo,
como su chaqueta de cuero forrada de piel, bajo aquel frío tan
intenso. Durante un momento meobservó en silencio. Sentí que
se mascaba la tragedia, ya que junto a mí tenía el montón de
tierra que mostraba exactamente lo poco que había cavado.
Entonces: "Tú, cerdo, te vengo observando todo el tiempo. Yo
te enseñaré a trabajar. Espera a ver como cavas la tierra con los
dientes, morirás como un animal. ¡En dos días habré acabado
contigo! No has debido dar golpe en toda tu vida. ¿Quéeras tú,
puerco, un hombre de negocios?"
Ya había dejado de importarme todo. Pero tenía que tomar en
serio esta amenaza de muerte, así que saqué todas mis fuerzas y
le miré directamente a los ojos: "Era médico especialista."
"¿Qué? ¿Un médico? Apuesto a que les cobrabas un montón de
dinero a tus pacientes."
"La verdad es que la mayor parte de mi trabajo lo hacía sin
cobrar nada, en lasclínicas para pobres." Al llegar aquí,
comprendí que había dicho demasiado. Se arrojó sobre mí y me
derribó al suelo gritando como un energúmeno. No puedo
recordar lo que gritaba.
Afortunadamente el "capo" de mi cuadrilla se sentía obligado
hacia mí; sentía hacia mí cierta simpatía porque yo escuchaba sus
historias de amor y sus dificultades matrimoniales, que me
contaba en las largas caminatas anuestro lugar de trabajo. Le
había causado cierta impresión con mi diagnosis sobre su carácter
y mi consejo psicoterapéutico. A partir de este momento me
estaba agradecido y ello me fue de mucho valor. En ocasiones
anteriores me había reservado un puesto junto a él en las cinco
primeras hileras de nuestro destacamento, que normalmente
componían 280 hombres. Era un favor muy importante.Teníamos
que alinearnos por la mañana muy temprano cuando todavía
estaba oscuro. Todo el mundo tenía miedo de llegar tarde y tener
que quedarse en las hileras de la cola. Si se necesitaban hombres
para hacer un trabajo desagradable, el jefe de los "capo" solía
reclutar a los hombres que necesitaba de entre los de las últimas
filas. Estos hombres tenían que marchar lejos a otro tipo de
trabajo,especialmente temido, a las órdenes de guardias
desconocidos. De vez en cuando, el "capo" elegía a los hombres
de las primeras cinco filas para sorprender a los que se pasaban
de listos. Todas las protestas y súplicas eran silenciadas con unos
cuantos puntapiés que daban en el blanco y las víctimas de su
elección eran llevadas al lugar de reunión a base de gritos y
golpes.
Ahora bien,...
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