El hombre siempre trata de comprender y saber porque ocurren los sucesos o fenómenos que observa o que presiente en el mismo. la filosofía ayuda a tener más conocimientos o pensamientos para darle una explicación a los
“Maestro bueno, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?” (Mc 10,17)
MENSAJE DEL SANTO PADRE A LOS JÓVENES DEL MUNDO CON OCASIÓN DE LA XXV JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD 2010
Domingo de Ramos, 28 de marzo de 2010
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Queridos amigos,
este año se celebra el vigésimo quinto aniversario de la institución de la Jornada Mundial de la Juventud, querida por elVenerable Juan Pablo II como cita anual de los jóvenes creyentes del mundo entero. Fue una iniciativa profética que ha traído frutos abundantes, permitiendo a las nuevas generaciones cristianas encontrarse, ponerse a la escucha de la Palabra de Dios, descubrir la belleza de la Iglesia y vivir experiencias fuertes de fe que han llevado a muchos a la decisión de entregarse totalmente a Cristo.
La presenteXXV Jornada representa una etapa hacia el próximo Encuentro Mundial de los jóvenes, que tendrá lugar en agosto de 2011 en Madrid, donde espero que seréis numerosos en vivir este acontecimiento de gracia.
Para prepararnos a esta celebración, quisiera proponeros algunas reflexiones sobre el tema de este año: “Maestro bueno, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?” (Mc 10,17), tomado delepisodio evangélico del encuentro de Jesús con el joven un tema ya afrontado en 1985, por el Papa Juan Pablo II en una bellísima Carta, dirigida por primera vez a los jóvenes.
1. Jesús se encuentra a un joven
Se ponía ya [Jesús] en camino cuando uno corrió a su encuentro y arrodillándose ante él, le preguntó: “Maestro bueno, ¿qué he de hacer para tener en herencia vida eterna?” Jesús le dijo:“¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios. Ya sabes los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no robes, no levantes falso testimonio, no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre.” El, entonces, le dijo: “Maestro, todo eso lo he guardado desde mi juventud.” Jesús, fijando en él su mirada, le amó y le dijo: “Una cosa te falta: anda, cuanto tienes véndelo y dáselo a los pobres ytendrás un tesoro en el cielo; luego, ven y sígueme.” Pero él, abatido por estas palabras, se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes. (Mc 10, 17-22).
Este relato expresa de manera eficaz la gran atención de Jesús hacia los jóvenes, hacia vosotros, hacia vuestras expectativas, vuestras esperanzas, y muestra qué grande es su deseo de encontraros personalmente y de abrir un diálogo con cadauno de vosotros. Cristo, de hecho, interrumpe su camino para responder a la pregunta de su interlocutor, manifestando plena disponibilidad hacia ese joven, que estaba movido por un ardiente deseo de hablar con el “Maestro bueno”, para aprender de Él a recorrer el camino de la vida. Con este pasaje evangélico, mi Predecesor quería exhortar a cada uno de vosotros a “desarrollar su propio coloquiocon Cristo, un coloquio que es de fundamental importancia y esencial para un joven” (Carta a los jóvenes, n. 2).
2. Jesús le miró y le amó
En el relato evangélico, san Marcos subraya cómo “Jesús, fijando en él su mirada, le amó” (cfr Mc 10,21). En la mirada del Señor está el corazón de este especialísimo encuentro y de toda la experiencia cristiana. De hecho el cristianismo no es en primer lugaruna moral, sino experiencia de Jesucristo, que nos ama personalmente, jóvenes o viejos, pobres o ricos; nos ama también cuando le damos la espalda.
Comentando la escena, el papa Juan Pablo II añadía, dirigido a vosotros jóvenes: “¡Os auguro que experimentéis una mirada así! ¡Os auguro que experimentéis la verdad de que él, el Cristo, os mira con amor!” (Carta a los jóvenes, n. 7). Un amor,manifestado en la Cruz de manera tan plena y total, que hace escribir a san Pablo con estupor: “me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gal 2,20). “La conciencia de que el Padre nos ha amado desde siempre en su Hijo, de que Cristo ama a cada uno y siempre –escribe aún el papa Juan Pablo II– se convierte en un punto firme de apoyo para toda nuestra existencia humana” (Carta a los jóvenes, n. 7), y...
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