El Hombre
Entre estos dos extremos, el dogma católico sobre la predestinación mantiene la regla de oro, porque ve la felicidad eterna primariamente como la obra de Dios y de su gracia, pero secundariamente como el fruto del premio a las acciones meritorias de los predestinados. El proceso de la predestinación consiste en los siguientes cinco pasos: (a) laprimera gracia de la vocación, especialmente la fe como el principio, fundamento y raíz de la justificación ;(b) unas ciertas gracias adicionales, gracias actuales, para lograr con éxito la justificación; (c) la justificación en si misma como principio del estado de gracia y amor; (d)la perseverancia final o al menos la gracia de una feliz muerte; (e) por fin, la admisión a la felicidad eterna. Si esuna verdad revelada que hay muchos que, siguiendo este camino, buscan y encuentran su salvación eterna con infalible certeza, entonces la existencia de una predestinación divina queda probada. (cf. Mateo 25:34; Apocalipsis 20:15). S. Pablo dice muy explícitamente (Rom. 8:28 ss.): "Por lo demás, sabemos que en todas las cosas interviene; de aquellos que han sido llamados según su designio. Pues alos que antemano conoció, también los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que fuera él el primogénito entre muchos hermanos; y a los que predestinó, a esos también los llamó; y a los que llamó a esos también los justificó; a los que justificó, a ésos también los glorificó.” (Ver Efes. 1:4-11) Además del pre-conocimiento y la pre-ordenación eternos el Apóstol menciona varios pasos enla predestinación: “vocación”, “justificación” y “glorificación”. Esta creencia ha sido fielmente preservada por la Tradición a lo largo de los siglos, especialmente desde el tiempo de Agustín.
Hay otras cualidades de la predestinación que hay que tener en cuenta porque son importantes e interesantes desde el punto de vista teológico: su inmutabilidad, que el número de los predestinadosestá fijado, y su incertidumbre individual. (1).La primera cualidad, la inmutabilidad del decreto Divino se basa tanto en el preconocimiento infalible de Dios de que ciertos y determinados individuos dejarán esta vida en el estado de Gracia y en la inmutable voluntad de Dios de dar precisamente a esos hombres y no a otros la felicidad eterna como premio por sus méritos sobrenaturales. Consecuentementetodo el futuro número de miembros del cielo, hasta su detalles más ínfimos, con todas las diferencias de medidas de gracia y varios grados de felicidad, ha sido invariablemente fijado desde toda la eternidad. Y no podía ser de otra manera. Porque si fuera posible que un individuo predestinado fuera después de todo arrojado al infierno o que uno no predestinado llegara al cielo, entonces Dios sehabría equivocado en su conocimiento anterior de los sucesos fututos; dejaría de ser omnisciente. De ahí que Dios pastor, dice de sus ovejas (Juan 10:28): “Yo les doy la vida eterna y no perecerán jamás y nadie las arrebatará de mi mano”. Pero debemos tener cuidado con la inamovilidad de la predestinación ya como algo fatalístico, como el kismet mahometano o como un pretexto conveniente para lapasiva resignación ante el destino.
El conocimiento infalible de Dios no puede forzar al hombre en una coerción inevitable por la simple razón de que en el fondo no es otra cosa que la visión eterna de la futura actualidad histórica. Dios pre-ve la actividad libre de un hombre precisamente tal como ese individuo quier darle forma. Todo aquello que promueva la obra de nuestra salvación , yasean nuestras propias oraciones y buenas obras o las oraciones de otros en nuestro favor está eo ipso incluido en el conocimiento infalible de Dios y por consiguiente en el esquema de la predestinación. (cf. Sto. Thomas, I, Q. xxiii, a. 8). En ese sentido práctico, es donde se originaron las máximas ascéticas (falsamente atribuidas a S. Agustín): "Si non es prædestinatus, fac ut prædestineris" (si...
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