El humanismo renacentista
Autors Fernando RODRÍGUEZ.
El humanismo renacentista: esbozo y actualidad El humanismo pertenece a una de esas corrientes de pensamiento que se escabulle, no sólo de forma subrepticia a través de los siglos, sino también a cualquier definición o dogmática estricta; parece huérfana y a la vez arropada y promovida por gran cantidad de sabios,artistas o intelectuales que, mediante sus personales pinceladas, la han conformado desde sus tímidos inicios en el siglo XIV hasta las diferentes variantes e invocaciones, no siempre del todo acertadas, de las últimas décadas. A pesar de todo, a pesar de que ni hubo tomado incluso nombre hasta 1808 por los trabajos de Niethammer, se puede decir que su aparición supuso el punto de partida porexcelencia de una nueva toma de conciencia ya implícita del ser humano consigo mismo y con lo que le rodeaba; sin dejar nunca de ser, asimismo, el motor en occidente de nuestro desarrollo filosófico, científico o moral, de alguna u otra forma, a través del devenir de la historia posterior, (pongamos por caso la redacción de los Derechos Humanos). Esta vaguedad en sus principios se debe, por un lado, aque el humanismo no puede ser tomado tanto como una doctrina filosófica sensu estricto, como una perspectiva y una postura frente a la vida que procuró, desde el principio, sacar el máximo provecho del fabuloso potencial humano. Hemos de tener en cuenta que brota de una respuesta altamente crítica a un período de crisis histórica en la que la escolástica recalcitrante y la superstición medieval yano ofrecían soluciones ante el nuevo espíritu que se desataba. Recordemos en este sentido las críticas mordaces e irónicas de Erasmo a la Iglesia, de las que, por cierto, tuvo más tarde magistralmente que responder. Por otra parte, al pertenecer también el humanismo una corriente más crítica que puramente doctrinal, que supo muy bien mantener el equilibrio entre el optimismo y la confianza plenaen el ser humano, y un escepticismo constante y ciertamente práctico, el hecho de su definición encierra, aún si cabe, mayores dificultades al adolecer de falta de contenidos sistemáticos. Además, y permítasenos sostener, por lo menos como hipótesis, que, por así decirlo, es probable que resulte tan intangible porque de alguna manera es una de las tradiciones que ha vertebrado nuestra cultura desdeel Imperio Romano, pues no olvidemos que el Humanismo se enmarca dentro de ese Re-nacimiento. Esto implica que, al haber asimilado tan profundamente algunas de sus premisas y una vez que hemos llegado a madurar hasta sus concepciones, ya sea en sentido moral o en lo referente a la toma de conciencia de sus conceptos, pertenece tan indisociablemente parte de nosotros que muchas veces es imposibledistinguir sus directrices de nuestros valores –o prejuicios- como especie vital hoy. Forma parte de la misma dinámica histórica que, llena de avatares y sinuosidades, es responsable de nuestro progreso y de nuestro, a veces cuestionado, crecimiento moral. Su nombre proviene también de una fuente algo difusa, de un programa educativo que elaboró Leonardo Bruni llamado Studia Humanitatis –derivadode la Paideia griega- y que constaba de cinco disciplinas que, lejos de utilizarse como un fin en sí mismas, servían de vehículos para la educación de la personalidad, el desarrollo de la libertad y la creatividad. Se inculcaba el iuvat vivere -vivir es hermoso- y, sobre todo, reflejando la tan admirada época clásica, el cultivo de la virtus romana, concepto realmente clave dentro del movimientohumanista y que más tarde abordaremos. Tales disciplinas eran la gramática, la retórica, la poesía, la historia y la filosofía moral, cada una representando valores clave que, no obstante, no dejaban de tener cierta jerarquía a favor de la retórica, en primer lugar, y de la gramática, después. Como ya sabemos, el humanismo se enmarca dentro del período del Renacimiento, pero sin mezclarse del...
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