EL IMAGINARIO NACIONAL MITOS

El imaginario nacional:
mitos de integración, mitos de exclusión

CARLOS CORTES
carloscortes@racsa.co.cr

"Si pequeña es la Patria uno grande la sueña", decía Rubén Darío. O, lo que es lo mismo, entre más pequeña la Patria más grandes los mitos que la sustentan.
La construcción sociocultural e ideológica de Centroamérica y especialmente de Costa Rica, donde el consenso simbólico es tanimportante como el consenso real y no se logra a través de la represión, ha estado sustentada por una serie de mitos históricos que, entre otras cosas, han legitimado la reproducción del orden social; han impedido o dificultado la indispensable reinvención de nuestro pasado y han intentado convertir la utopía en acronía, sacando el presente de la historia y perpetuándolo en un discurso ahistórico alejadode la necesaria dinámica crítica.
En nuestro caso particular, también han posibilitado, y esto hay que recalcarlo, la articulación de una nación en el pleno sentido de la palabra: es decir, la socialización de una comunidad de valores, de una totalización simbólica y, a la vez, la construcción de un consenso real y de un imaginario cargado de íconos, representaciones y discursos perfectamenteidentificables para la sociedad nacional1.
La extrema complejidad de lo que se ha dado en llamar "la excepción costarricense", nuestra incipiente historiografía y la coloración mítica de la realidad histórica hacen difícilmente diferenciables el discurso de la realidad con el discurso de los mitos. La misma especificidad costarricense, que examinaremos a continuación, ofrece resistencias asubstituir la ficción y resolver la ambigüedad. No es que algo tan absurdo como el eslogan de la "Suiza centroamericana"2 no sea fácilmente depositado en el bote de la basura -como el afiche turístico que en realidad es-, sino que, por el momento, no hay nada en su lugar.
En el tomo dedicado a la América Central, en la colección francesa Que sais je?, todavía hace poco era posible leer: "Si la AméricaLatina debe desaparecer un día, integrada en una monstruosa confederación de los Estados Reunidos de América; si la asimilación debe borrar, por imposible, todos las trazos que forman la originalidad y la grandeza de los 21 estados trasplantados por Portugal y España a la vigorosa cepa india; todos deploraremos el final de tantas esperanzas magníficas, pero ninguna pérdida nos afligirá tanto como ladesaparición de este espejo de virtudes cívicas y familiares, de esta Arcadia viviente, la encantadora comunidad agrícola de Costa Rica. Incluso su historia parece un cuento de hadas"3. El propósito de este ensayo es "contar el cuento del cuento de hadas".
Hoy en día, los franceses están bastante menos dispuestos a tragarse el "puro cuento". En el Balance Mundial4 de Le Monde de 1996, laespecificidad mítica se vuelve pura superficialidad: "una vitrina de la democracia gracias a la generosidad de Washington" durante la Guerra Fría5. Costa Rica, ciertamente, no ofrece una clasificación sencilla, ni para propios ni para ajenos. Y los objetos difícilmente clasificables son, por lo general, expuestos a una crasa simplificación.
Este país ha sido una "provincia nebulosa" desde 1539, cuandoya el Rey le encarga por contrato a Diego Gutiérrez "conquistar Cartago y Costa Rica -en uno de los primeros documentos donde se menciona su nombre-, otorgándole atribuciones de Gobernador y Capitán General"6 sobre un territorio prácticamente desconocido. Sin embargo, el primer equívoco surgiría quizá con Colón, quien, inadvertidamente bautizó el país en su cuarto, fracasado y último viaje al ver aunos indios de Cariari -en el actual Puerto Limón- con unos grandes pectorales de oro fundido y exclamar que aquella era "la costa rica".
Aquel fue, sin embargo, como dice Consuelo Varela, "el viaje más desastroso e inútil de cuantos efectuó el Almirante de la Mar Océana: abandonó la búsqueda del istmo, cuando lo tenía más cerca; destrozó sus barcos, aniquiló a sus hombres y regresó, de...