El impacto de la salud emntal en nuesra vidas
• Originales, personas y colaboraciones especiales
20 de Julio del 2009
Antonio Espino, Médico Psiquiatra. Madrid.Nos es difícil relacionar los problemas psíquicos detectados a través de encuestas o de las prestaciones propias del sistema sanitario con el grado de salud (mental) real de sus habitantes.
UNO. Salud (mental), sociedad ycalidad de vida [1]
En las sociedades desarrolladas, la salud (mental) se ha convertido en referente e indicador de la calidad de vida de las personas.
Sin embargo, sigue sin estar bien definido qué personas disfrutan de buena salud (mental). Y no es esta tarea fácil, al no corresponderse, sin más, con la ausencia de un trastorno mental recogido en las clasificaciones internacionales deenfermedades (mentales), y eso a pesar de ver crecer su número a cada nueva revisión. [2]
Asistimos a un uso equívoco de los conceptos de “salud mental” y “trastorno psíquico” desde sectores profesionales y no profesionales. Hoy en día lo “políticamente correcto” es hacer un uso intercambiable de ambos términos para expresar conceptos y situaciones no siempre equiparables: cuando frente a la viejaenfermedad mental nos referimos a la pérdida de la salud (mental) creemos abogar por la reducción – al menos nominal - del estigma y de la discriminación social de estas personas. Esta falta de concreción, sin embargo, relativiza el valor de los índices de salud (mental) establecidos a partir de encuestas sobre población general y que suelen expresar un alto riesgo de contraer algún trastorno psíquicodurante la vida junto a la tendencia a evolucionar hacia la cronicidad y generar distintos grados de discapacidad. [3]
Si tenemos en cuenta el continuo incremento de la esperanza de vida de las personas del primer mundo, la probabilidad de que aparezcan incidentes psíquicos a lo largo de nuestra vida aumenta de forma significativa. Equiparando salud (mental) con ausencia de trastorno psíquicoclínicamente detectable, podríamos llegar a considerar a las poblaciones con mayor progreso socio-económico, tecnológico y científico con mayor probabilidad de presentar durante su larga vida algún trastorno psíquico y, por tanto, “ser castigadas” en términos de reducción de la calidad de su salud (mental). Lo que resulta a todas luces discutible e incluso podría derivar hacia el absurdo.
Este falsodilema se podría agudizar aun más con la tendencia creciente de las sociedades avanzadas a recalificar distintos problemas sociales como “problemas psíquicos comunes” en base al malestar que pueden acarrear y a la introducción de mejoras tecnológicas en favor de un diagnóstico más precoz y de ampliar el campo de la detección clínica de los casos que solicitan atención médica y psicológica aunque nose correlacione, necesariamente, con una mayor efectividad terapéutica.
A más a más, un sistema sanitario cada vez más cualificado y universal en sus prestaciones detecta más problemas psíquicos entre la población y reduce, al menos formalmente, “los espacios libres de riesgo de ver afectada nuestra salud (mental)”.
Cuesta mucho colegir, sin embargo, que la consecuencia de una mayor longevidad ymejores y más desarrollados sistemas de protección de nuestra salud pueda ser, precisamente, el incremento del número de personas afectadas “de mala salud mental”. Y los datos de que disponemos no lo confirman [4] .
Seguramente en ese pandemonium que conforman hoy en día los “distintos problemas que pueden afectar a nuestra salud (mental)” se hace cada vez más necesario “separar el trigo de lapaja”. Es decir, aquellas situaciones vitales - tantas como seres humanos - que dificultan en momentos puntuales nuestro proyecto de vida y nos exigen un cierto sobreesfuerzo para afrontarlas frente a los fracasos de nuestro organismo en las relaciones consigo mismo y su entorno y que pueden dar lugar, en una parte de la población predispuesta o con especiales condiciones de dificultad, a un...
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