El Imperio Romano, Paul Veyne
Autor: Paul Veyne
REPORTE DE LECTURA:
Adolescencia:
A los 12 años, el niño romano de buena familia abandona la enseñanza elemental; a los catorce abandona su indumentaria infantil y adquiere el derecho a hacer lo que todo muchacho anhela; a los dieciséis o diecisiete puede optar por la carrera pública o entrar en el ejército.
En la roma antigua no existía la “mayoría deedad”, no se habla de de menores o mayores, sino solamente de impúberes que dejan de serlo cuando su padre o su tutor advierte que están en edad de usar el atuendo adulto y de afeitarse el bozo incipiente.
Al aprendizaje sobre el tajo de los asuntos cívicos y profesionales se añade el estudio escolar de la cultura (el pueblo posee una cultura, pero no tiene la ambición de cultivarse) y portanto la escuela es el medio para semejante apropiación.
En la Atenas clásica el uso de la retórica había sabido elaborarse como doctrina establecida y fue así como los jóvenes romanos, entres los doce y veinte años aprendían a leer sus clásicos, y luego estudiaban la retórica.
Tanto en los tiempos actuales como en los del imperio, el público seguía los procesos como se sigue entre nosotros la vidaliteraria.
Esta popularidad de la elocuencia le valió al arte retórica o elocuencia en recetas, convertirse, junto al estudio de los clásicos, en la materia capital de la escuela romana.
¿Aprendían por tanto el arte de la elocuencia? No, porque muy pronto la retórica, como se enseñaba en la escuela, se convirtió en un arte por separado mediante el conocimiento de sus propias reglas.
JuventudEfímera:
En cuanto los jóvenes se visten por primera vez de hombres, su primer cuidado consiste en granjearse los favores de una sirvienta, o en precipitarse a un barrio de mala fama en Roma.
Para los romanos, era común comprar o decir que la pubertad y la iniciación sexual eran sinónimos para los muchachos, ya que la virginidad femenina seguía siendo sacrosanta. Entre su pubertad y su matrimoniose extendía por tanto para los jóvenes un periodo en que era corriente la indulgencia de los padres.
Claudio en sus funciones de censor, admitía que había que hacer algunas concesiones al ardor de la juventud.
Bien conocidas en la parte griega del Imperio, las asociaciones de jóvenes (collegia iuvenum), existían, también del lado latino, si bien sigue manteniéndose en la obscuridad su papelexacto, sin duda porque era múltiple y desbordaba. Las asociaciones de jóvenes parecen haber reivindicado para sí este derecho folclórico, el cual se trata de privilegios propios de la juventud, así como de privilegios del grupo constituido por los jóvenes. Cuando llega el momento del matrimonio, se acaban las amantes y se acaban igualmente las relaciones con los compañeros de fechorías.
Así fue almenos la primera moral romana. Pero, a lo largo del siglo II de nuestra era, se fue difundiendo paulatinamente la moral nueva, que siquiera teóricamente puso fin a aquélla; esta segunda moral, apoyada en leyes médicas.
Para la nueva moral el amor no es ciertamente un pecado, sino un placer, sólo que los placeres representan un peligro, lo mismo que el alcohol. No se trata de puritanismo, sino dehigiene. Los placeres conyugales, por su parte, son algo distinto: se identifican con la institución cívica y natural del matrimonio y constituyen por tanto un deber.
“En lo que a los placeres del amor se refiere, es preciso, en la medida de lo posible, que te conserves puro hasta el matrimonio”. Así mismo, Marco Aurelio, emperador y filósofo de esa misma corriente ideológica se felicitó dehaber salvaguardado “la flor de su juventud”.
Este pensamiento también advertía que ha de evitarse la masturbación: no porque debilite propiamente las fuerzas, sino porque favorece la maduración demasiado temprana de una pubertad que se convertirá así en un fruto imperfecto, por precoz.
Comentario de la lectura:
Esta lectura me trajo a la memoria un proverbio que cita “nada hay nuevo bajo el...
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