El Impulso Alegórico

EL IMPULSO ALEGÓRICO: CONTRIBUCIONES A UNA TEORÍA DE LA POSMODERNIDAD.

Heidegger nos introdujo en la idea del “pensamiento rememorante” que trata de anular la separación aún latente en la fenomenología entre sujeto y objeto, en un intento de ir de la presencia de la cosa a su resonancia; a su inmanencia. El arte trata de dar vida a las cosas con el fin de no limitarlas al mero objeto alalcance de las manos. Así, en la génesis de cualquier representación está siempre el anhelo de mantener una presencia, de conjurar, en definitiva, la ausencia en una retórica cuyo alcance se consume en un ejercicio de tautología. Toda imagen está hecha de tiempo, una ausencia que nos dejó muy clara la fotografía (el eidos/muerte, sobre la que escribió Roland Barthes).
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A partir de la preguntacon la que se pretende argumentar este ensayo sobre la cuestión de ¿cuándo fue proscrita por primera vez la alegoría y por qué motivos? se inicia este texto haciendo una alusión a una reseña hecha por el propio autor sobre las obras completas de R. Simthson, publicadas en “Octuber “en 1979, en la que ya se planteaba el genio alegórico de dicho autor. La reflexión sobre la aniquilación de unatradición estética y de la percepción, en los dos últimos siglos, de la alegoría como una aberración estética/antítesis del arte; a decir de Croce “ciencia o arte que imita la ciencia” y “error estético” para Borges, para el que, paradójicamente, la alegoría era un artificio absoluto, de interés histórico pero no crítico -representación de la distancia entre el presente y el pasado irrecuperable- y elarte alegórico una práctica “intolerable”. Resulta particularmente aclarador e interesante – tal vez porque soy una rendida admiradora de la obra de este escritor- el planteamiento sobre la posibilidad de encontrar en la propia obra de Borges la misma contradicción que se encierra en el concepto mismo de la alegoría; así Owens, anota sobre la afirmación borgiana que aparece en este texto, en laque se da la doble paradoja que en sí misma está implícita: la contradicción de la propia “naturaleza alegórica de la obra de Borges y la capacidad de recuperar del olvido aquello que amenaza con desaparecer”.
Se explica el origen de la alegoría y su función a modo de bisagra entre el presente y el pasado. Me interesa particularmente la anotación sobre cómo la idea de recuperar este último explicasu papel en el psicoanálisis; de un Benjamin que lo ha tratado sin prejuicios filosóficos, y de cómo la recuperación de este, y la “Angustia de la influencias” de Bloom, explican de alguna manera la recuperación de un cierto “impulso alegórico”, que se refleja en gran parte de la práctica arquitectónica, y en la posición revisionista del discurso histórico-artístico de T.J. Clark y como esteposible “renacimiento” influye en la práctica de la crítica y de las artes plásticas. Mención fundamental para comprender esta reinserción alegórica en figuras como Duchamp y los aspectos fotográficos del gran vidrio -la capacidad intrínseca de la imagen fotográfica de registrar- o Rauschenberg y su combine painting “Alegoría”.
Es este un punto de inflexión importante en el análisis del significadoy la representación misma del concepto, para así poder comprender la idea de lo alegórico en la contemporaneidad y el gráfico paralelismo entre actitud/técnica y percepción/procedimiento. El aspecto meta textual de la alegoría y su origen en comentarios y exégesis en textos que vienen a explicar el fenómeno como algo que va mucho más allá de una simple interpretación añadida a decir de NorthropFrye, o el aspecto meta textual -a modo de interpretación añadida- y como en la estructura alegórica un texto se lee a través de otro o el palimpsesto como su paradigma.
Pero para C. Owens lo interesante de la alegoría no es la reescritura basada en el sentido figurado sino lo que sucede cuando esta relación acontece en la obra de arte; aquí se encuentra el acertado símil de la alegoría no como...