El Infierno De Los Enamorados

Páginas: 11 (2642 palabras) Publicado: 14 de abril de 2015

El infierno de los enamorados
Íñigo López de Mendoza, marqués de Santillana

[Nota preliminar: presentamos la edición de El infierno de los enamorados, de Íñigo López de Mendoza, marqués de Santillana, manuscrito 2655 de la Biblioteca Universitaria de Salamanca, basándonos en la edición de Ángel Gómez Moreno y Maxim P. A. M. Kerkhof (Santillana, Íñigo López de Mendoza, Marqués de, Obrascompletas, Madrid, Fundación José Antonio de Castro, 2002), cuya consulta recomendamos. Se opta por mantener las grafías del original eliminando las variantes gráficas no significativas, y por eliminar las marcas de editor, asumiendo, cuando lo creemos oportuno, las correcciones, reconstrucciones y enmiendas propuestas por Gómez Moreno y Kerkhof.]





I

La Fortuna que non cesa,siguiendo el curso fadado,
en una montaña espesa,
separada de poblado
me levó, como robado, 5
fuera de mi poderío;
así qu'el franco albedrío
me fue del todo privado.


II

¡Oh vos, Musas, qu'en Pernaso
facedes habitación, 10
allí do fizo Pegasola fuente de perfección!,
en el fin e conclusión,
en el medio e comenzando,
vuestro subsidio demando 15
en esta proposición.


III

Por cuanto a decir cuál era
el selvaje peligroso
en recontar su manera
es acto maravilloso, 20
e yo non pintoni gloso
silogismos de poetas,
mas siguiendo líneas rectas,
fablaré non infintoso.


IV

Del su modo inconsolable 25
non describe tal Lucano
de la selva inhabitable
que taló el bravo romano;
si por metros non esplano
mi propósito e menguare,30
el que defectos fallare,
tome la pluma en la mano.


V

Sus frondas comunicaban
con el cielo de Dïana;
e tan altas se mostraban, 35
que naturaleza humana
non se falla nin explana
por atores o lectura
selva de tan grand altura,
nin Olimpiode Toscana. 40


VI

Muchos fieros animales,
se mostraban, e leones,
e serpientes desiguales,
grandes tigres e dragones:
de sus diversas faciones 45
non relato por estenso,
por cuanto fablar inmenso
va contra las conclusiones.


VII

Vengamos ala corona,
que ya non resplandescía, 50
d'aquel fijo de Latona,
mas del todo s'escondía;
e yo, como non sabía
de mí, sinon que ventura,
contra razón e mesura, 55
me levó do non quería,


VIII

como nave combatida
de los adversarios vientos,que dubda de su partida
por los muchos movimientos, 60
era con mis pensamientos,
que yo mesmo no sentía
cuál camino seguiría
de menos contrastamientos.


IX

E como el falcón, que mira 65
la tierra más despoblada,
e la fambre allí lo tira,
porfacer cierta volada,
yo comencé mi jornada
faza lo más accesible, 70
habiendo por imposible
mi cuita ser reparada.


X

Pero non andove tanto
nin cuanto me convenía
por la noche, con espanto 75
que las tiniebras traía;
el propósito que había...
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