el inventor de juegos
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A los siete años, Iván Dragó es seleccionado en un concurso de invención de juegos entre
otros diez mil chicos. A partir de ese momento, su vida cambia por completo: los padres
desaparecen en un viaje en globo y él se ve obligado a vivir con su tía hasta que se muda a
la ciudad deZyl con su abuelo, el famoso inventor de juegos Nicolás Dragó. Allí se abrirá
para Iván un mundo de aventuras y misterios en el que su propia existencia formará parte
de un juego incomprensible.
Título original: El inventor de juegos
Pablo de Santis, 2003
Ilustraciones: Max Cachimba
Diseño/Retoque de cubierta: Max Cachimba
Editor digital: Ariblack
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A mis hermanas,Silvina y María Laura
PRIMERA PARTE
EL GANADOR DEL CONCURSO
PARQUE DE DIVERSIONES
Q
uienes hayan desplegado alguna vez el tablero de El juego de Iván Dragó, habrán notado que
en una de las primeras casillas está el dibujo de la Vuelta al mundo, una de esas ruedas
gigantes que había en los viejos parques de diversiones. Aunque no es la casilla donde empieza el
juego, es la que elegimospara comenzar nuestra historia.
Los padres siempre esperan de sus hijos esa cosa tan extraordinaria: un niño común. Los padres
de Iván Dragó no eran diferentes. Por eso cuando lo llevaron al parque de diversiones y vieron cómo
los otros chicos participaban de los juegos sin ninguna clase de temor, quisieron que su hijo hiciera
lo mismo.
Ese día Iván cumplía siete años, y parte del regalo erala visita al parque. El señor y la señora
Dragó le ofrecían boletos para una cosa y para otra, pero todo le daba miedo. Había oído de niños
perdidos para siempre en las vías del Tren fantasma; conductores aplastados en la pista de los
Autitos chocadores; amantes del vértigo despeñados al vacío desde las alturas de la Montaña rusa.
Iván sabía que sus padres esperaban que se decidiera por unode los juegos. No quería
desilusionarlos, y casi estaba dispuesto a aceptar alguno. ¿Cuál tortura sería más leve o menos
prolongada? Su madre le ofreció una vuelta en la calesita. Pero el padre dijo que era demasiado
grande para ese juego, e Iván, con aire de complicidad entre hombres, se rio. En realidad la calesita
le parecía no menos siniestra que los otros juegos, a causa de esosgigantescos búfalos y toros y
rinocerontes que quizás eran auténticos animales embalsamados… Una ligera llovizna lo salvó de
más dudas. Ahora el único juego era el regreso a casa.
Pero el padre no parecía conforme. A pesar de que Iván tosió dos, tres veces, como para que la
preocupación de su madre por su salud apurara el paso hacia la salida, el señor Dragó se detuvo
frente a la kermés. En una tiendahabía que dispararles a unos patos de latón que recorrían cansados
un prado manchado de óxido; en otro puesto había que embocar unas pelotas de trapo en la boca de
un dragón. En la última tienda figuraba como blanco el capitán de un barco pirata cuyo único
enemigo verdadero era una tripulación de polillas. El señor Dragó eligió el tiro a los patos.
—¿Qué hay de premio? —preguntó.
El encargadodel puesto —un hombre alto, de aire fúnebre— lo miró desconfiado, como si
pensara: «Al que de veras le importa acertar, no le interesan los premios». Después señaló en la
pared una serie de trofeos.
—Con cinco aciertos se lleva el auto rojo —anunció el hombre alto, pero antes de que llegara a
señalarlo, Iván falló el primero de sus tiros.
—Con cuatro, el Batman —y el hombre alto mostró unmuñeco cuya cabeza estaba a punto de
desprenderse. En nada conmovió el disparo de Iván la apesadumbrada marcha de los patos.
—Con tres, el mamut.
Pero el elefante prehistórico, en lugar de servir de premio, sirvió de blanco y cayó al suelo.
—Con dos, la lancha de latón. —La voz del encargado del puesto ya dejaba entender que no
creía que hubiera ninguna relación entre los premios y los...
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