El jardin del amado
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Robert E. Way – El Jardín del Amado
El discípulo no está por encima del Maestro. Todo el que esté bien formado, será como su Maestro. Lucas 6, 40.
Me detuve a pensar qué clase de labor debería hacer el servidor. Y comprendí entonces que él debería hacer la labor más pesada yel más duro trabajo, es decir, el de jardinero. Cavar y zanjar, fatigarse y sudar y dar vuelta la tierra calando hasta lo más hondo y regar las plantas a su debido tiempo, sin la menor interrupción y permitiendo que los dulces arroyuelos produzcan variados y nobles frutos que deberá poner ante su Señor y así servirle según Su deseo. Julián de Norwich: Revelaciones del Divino Amor
Canta elextasiado ruiseñor cortejando a la rosa entre el Jardín ya renacido, pero sólo el jardinero sabe de las fatigas que trae la belleza del Jardín; a pleno sol y todo el día sin descanso trabajó, y sus pies heridos están por muchas y muchas espinas. The Diwan of Zeb-un-Nissa, según la traducción de Magan Lal y J. D. Westbrook.
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Robert E. Way – El Jardín del Amado
ÍNDICE
I. II. III. IV. V. VI.El Aprendizaje del Discípulo, página 4. El Discípulo y las Orugas, página 6. El Discípulo y los Gusanos, página 7. El Discípulo y el Ruiseñor, página 9. El Discípulo y el Extraño Pájaro, página 11. El Discípulo y los Murciélagos, página 12.
VII. El Discípulo y la Roca, página 14. VIII. El Discípulo y la Corona de Espinas, página 16. IX. X. XI. La Consolación del Discípulo, página 18. LaBelleza, página 20. Las Polillas, página 21.
XII. El Caballo Sobrecargado, página 22. XIII. El Ministro Orgulloso, página 25. XIV. La Muerte del Amante, página 27. XV. La Pasión del Discípulo, página 29.
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Robert E. Way – El Jardín del Amado
I.
El Aprendizaje del Discípulo
Trabajaba el Amante en el Jardín que el Amado le había confiado. A su alrededor resplandecía el Jardín con la gloriade sus colores y los múltiples perfumes alzábanse como el incienso. Pues el Amante había plantado en el jardín toda clase de flores y yerbas fragantes y toda planta graciosa a la vista o benéfica para los hombres. Todo lo había plantado para placer del Amado, y cuidábalo por el amor que hacia Él sentía, y mientras trabajaba entonaba las palabras que Salomón cantaba en su jardín: ¡Despierta, Ohviento del Norte, y ven, tú, el del Sur!. Soplad sobre mi jardín hasta que broten sus especies. Dejad que mi Amado entre en su jardín y pruebe
las delicias de sus frutos. Mientras así cantaba y trabajaba, entró en el Jardín un joven ricamente vestido y de cuyo cinto colgaba un estoque dorado y cuajado de piedras preciosas; sin embargo mostraba en su bello rostro una expresión triste y de grannostalgia. Se acercó al Amante, que sólo vestía su áspera túnica de jardinero, e inclinándose humildemente delante de él le dijo: — Señor, he oído decir que eres un maestro en el arte del Amor, y deseo, sobre todas las cosas, llegar a serlo yo también. Me pregunto si, por caridad, tomarías de aprendiz a uno tan ignorante e inexperto como yo. De buen grado te pagaría lo que me pidieses por aceptarme,pues soy rico en la manera en que los hombres entienden por riqueza. El Amante cesó de cavar y miró larga y detenidamente al joven, y después, porque le agradó cuanto en él había visto, le contestó: — Forastero, nada deseo para mí si llegaras a ser mi aprendiz, pues sobrada 4
Robert E. Way – El Jardín del Amado recompensa recibo al realizar cualquiera labor que agrade al Amado o hacer queotros le amen aún más. Pero es tan alto el precio que al Amado tendrías que pagar, que casi todos los que buscan ponerse a su servicio se espantan al conocerlo. — Entonces — replicó el forastero — te ruego que me digas cuál es este gran precio, porque es tanto lo que deseo aprender a amar, que por muy alto que sea de buena gana lo pagaré. — El precio — contestó el Amante — es nada menos que esto:...
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