el jardin en la anda

Formidables pantalones de pana verde olivo
Las estrellas son ojos de otros seres el corazón siempre reconoce a los suyos

28 junio 012
Ser huérfano, estoy seguro, da otra visión que no tienen los que crecen con padres, hermanos , abuelos y un armario propio para guardar cosas sin temor a que otros las roben. Aprendes a crecer con la sensación de que no tienes nada, que nada es tuyo, quenadie se alegra de que existes. Tu historia puede confundirse con la de cualquier otro ser humano. Cuando llegué al orfanato me cambiaron tantas veces de habitación y de cama que hasta olvidé el olor que dejaba mi cuerpo entre las sábanas. Nunca recibí nada nuevo, toda mi ropa había sido usada antes por otros chicos, o venía de la casa de la sra. Muffé que tenía un hijo casi de mi edad y que meiba pasando lo que ya no quería. Pero, no me quejo, gracias a la sra. Muffé, recibí unos formidables pantalones de pana verde y unos guantes de lana para el invierno. Gracias también a ella podía comer panecillos el día de la Fiesta Nacional y compartirlos con las ardillas.
Las ardillas es lo único que me quedó de Matías, el niño raro del orfanato, tal vez la única persona que me hizo tener lasensación, ahora muy vaga, pero a veces dolorosa de la verdadera cercanía entre dos seres humanos. Cuando Matías llegó tenía cinco años y yo seis y se fue cuando iba a cumplir 15. Estuvimos juntos 10 años compartiéndolo todo, panecitos y lápices, calcetines y tardes y la sombra muy grande de un castaño junto a la portería. No me quejo, a veces todavía lo recuerdo.
Matías venìa de otroorfanato, lo trajeron al mío porque había habido un incendio y además de que muchos niños murieron, el edificio quedó en ruinas. Mi amigo se salvó porque corrió a los patios de lavado y se metió en una pileta con agua y allí se quedó sumergido hasta que los bomberos llegaron a sacarlo. La gente decía que Matìas era raro porque había visto de cerca cómo se quemaba el edificio, porque había oído los gritosde los que no pudieron salvarse, que esos traumas no se quitan nunca. A mí sinceramente no me parecía extraño. Era un niño que pensaba distinto a los demás, eso sí, decía cosas que nadie entendía, pero yo ya me había acostumbrado a escucharlo y a veces hasta me hacía pensar con sus preguntas sorpresivas, esas que soltaba a la mitad de la tarde.
--¿Sabes que el agua es mi madre?
--Eso esimposible, tú eres un ser humano, de carne y huesos. El agua es otra cosa. Si fueras un pez, tal vez lo pensaría…
-- Deveras, ella es mi madre. Cuando el edificio donde yo estaba comenzó a incendiarse, le pedí que me ayudara a salvarme, le pedí que me dejara olerla, que me llevara hasta a donde ella estaba, corrí mucho buscando su olor y encontré una pileta, entonces me metí y ella me abrazó. Meabrazó muy fuerte, hasta el cuello. Allí me quedé quieto hasta que llegaron a salvarme …

Entre más pasaba el tiempo y sus interrogantes se hacían más complejas, más importaba cuidar a Matías, no quería que hiciera preguntas enfrente de los otros niños, porque estaba seguro de que se burlarían de él sobretodo los más grandes. Por eso había escogido el castaño para sentarnos bajo sus ramas, allí noiba nadie nunca, y podíamos hablar tranquilos sin que nos escucharan. Solo bajaban las ardillas cuando teníamos pan que darles, pero a las ardillas no les importaban nuestras conversaciones.
-¿Sabes para qué sirve la lluvia?
- Pues riega los campos y hace que las plantas crezcan…
--Bueno sí, pero la lluvia también lava la vida
-- ¿Quién te dijo a ti Matías que la vida se tiene que lavar? ¿Dequé ? No es un trapo sucio.
-- La vida es sucia, escucha… cuando un niño le pega a otro, cuando el lechero golpea a su burro, cuando el director se enfurece y nos grita …¿No crees que eso es sucio? Lo que es sucio, se queda pegado a la tierra y entonces la tierra huele mal, apesta y por eso cae la lluvia, para llevarse los olores, si la vida estuviera siempre sucia nadie podría vivir, la gente...