El Jardin Olvidado
KATE MORTON
EL JARDÍN
OLVIDADO
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Para Oliver y Louis, más preciosos que todo el oro forjado en El País de las Hadas
Pero ¿por qué debo traer tres hebras del cabello de la Reina de las Hadas? —preguntó el príncipe a la bruja— ¿Por qué no otro número, por qué no dos, o cuatro?». La bruja se inclinó hacia delante sin dejar de hilar. «No hay otro número, mi niño. Tres es elnúmero del tiempo, ¿acaso no hablamos de pasado, presente y futuro? Tres es el número de la familia, ¿acaso no hablamos de madre, padre e hijo? Tres es el número de las hadas, ¿acaso no buscamos entre el roble, la ceniza y la espina?». El joven príncipe asintió, porque la sabia bruja había hablado con verdad. «Por ello debo poseer tres hebras, para tejer mi trenza mágica». La trenza del hada, ElizaMakepeace.
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RESUMEN
Una niña desaparecida en el siglo XX… En vísperas de la Primera Guerra Mundial, una niña es abandonada en un barco con destino a Australia. Una misteriosa mujer llamada la Autora ha prometido cuidar de ella, pero la Autora desaparece sin dejar rastro… Un terrible secreto sale a la luz… En la noche de su veintiún cumpleaños, Nell O’Connor descubre que es adoptada, loque cambiará su vida para siempre. Décadas más tarde, se embarca en la búsqueda de la verdad de sus antepasados que la lleva a la ventosa costa de Cornualles. Una misteriosa herencia que llega en el siglo XXI… A la muerte de Nell, su nieta Casandra recibe una inesperada herencia: una cabaña y su olvidado jardín en las tierras de Cornualles que es conocido por la gente por los secretos que estosesconden. Aquí es donde Casandra descubrirá finalmente la verdad sobre la familia y resolverá el misterio, que se remonta un siglo, de una niña desaparecida.
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PRIMERA PARTE
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1
Londres, Inglaterra, 1913 El lugar donde se acurrucó estaba oscuro, pero la pequeña hizo como le ordenaron. La dama le había dicho que aguardara, que aún no estaba a salvo, tenía que estarse tan quietacomo los ratones de una alacena. La niña supo que era un juego, como el escondite. Detrás de los barriles de madera, la niña escuchaba. Evocó una imagen en su mente, tal como su padre le había enseñado. Muy cerca, unos hombres, que supuso eran marineros, gritaban a otros más lejos. Voces fuertes y toscas, llenas del mar y su sal. En la distancia las sirenas de los barcos, los silbatos, los remos alchocar contra el agua; y más allá, el grito de las grises gaviotas de alas extendidas para absorber los rayos del sol. La dama regresaría, eso había dicho, pero la pequeña deseaba que fuera pronto. Había estado esperando largo tiempo, tanto que el sol había recorrido el cielo y ahora calentaba sus rodillas bajo su vestido nuevo. Prestó atención, esperando oír el ruido de las enaguas de la damasiseando contra los tablones del muelle. El taconeo de sus zapatos, apresurados, siempre apresurados, como nunca habían sonado los de su madre. La pequeña se preguntaba, de esa forma vaga y despreocupada de los niños que son muy queridos, dónde estaba su mamá. Cuándo regresaría. Y también se preguntaba acerca de la dama. Sabía quién era, había escuchado a la abuela hablar de ella. La dama se llamabala Autora y vivía en una pequeña casa en los límites de la propiedad, más allá del laberinto. Se suponía que la pequeña no lo sabía. Se le había prohibido jugar en el laberinto de setos espinosos. Mamá y la abuela le habían dicho que era peligroso aproximarse al acantilado. Pero a veces, cuando nadie la observaba, a la pequeña le gustaba hacer cosas prohibidas. Motas de polvo, cientos de ellas,danzaban en el haz de luz solar que se filtraba entre los dos barriles. La pequeña sonrió y entonces la dama, el acantilado, el laberinto y su madre abandonaron sus pensamientos. Extendió un dedo y trató de apresar una mota. Se rió del modo en que las motas se acercaban para luego escabullirse. Los ruidos más allá de su escondrijo eran ahora diferentes. La pequeña podía escuchar el barullo de...
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