El jugador
-Dice el relato popular que la poetisa Alfonsina Storni se internó caminando en el mar hasta que las olas le cortaron la respiración- comentaba el custodio que se encontraba de turno enla escollera esa madrugada. - Pero eso no es verdad- prosiguió: A la una de la mañana del martes 25 de octubre de 1938, Alfonsina salió a la calle. Nadie la escuchó ni la vio partir. Estaba hospedadaen el Hotel San Jacinto, ubicado entonces en 3 de Febrero 2861. A paso lento avanzó por las calles polvorientas hasta llegar a la escollera del Club Argentino de Mujeres, exactamente donde ahoraestamos parados. Atravesó decididamente el espigón y se lanzó al mar donde llenó, intencionalmente, sus pulmones de agua. Murió asfixiada.
Juan José Cabello, escuchaba a la única persona que seencontraba en la escollera y miraba hacia el imponente casino, con una mezcla de enojo, melancolía y resignación. Sabía que jugar con el azar era el medio más seguro de perder la fortuna, pero también habíavisto ganar en una noche, tanto o más que al cabo de toda una vida de trabajo, de disciplina, de fatiga.
Ese aspecto seductor de la ganancia fácil, hacía que el juego fuera una pasión de la que nopodía desprenderse: la frase "quien ha jugado, juega y jugará siempre", era una verdad que lo estaba castigando duramente, había perdido buena parte de su salud y el producto de muchos años de sacrificio.Justificaba su vida, diciendo que el juego era su única distracción. Pero distracción y alegría son palabras ligeras. Basta haberlo visto en los salones del casino en las primeras claridades delalba de ese día, para comprobar que no se divertía cuando aguardaba con esperanza y temor, la sentencia de una suerte que a veces es sentencia de muerte.
Sólo le importaba el destino de la bola quegiraba indefinidamente, no prestaba atención a aquello que lo rodeaba, ni renegaba del cansancio por haber permanecido 24 horas en esa sala impiadosa, había perdido la noción del tiempo y la...
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