El juicio del agua
El edificio era enorme, de estilo clásico, era casi un palacio. Por fuera era una belleza y por dentro era más bello. Todos los lujos. Paredes adornadas con los cuadros más hermosos, los pisos de mármol. Muchas fuentes de agua cantarina, con plantas por todos lados. Me extrañó, sin embargo, que las fuentes estuviesen apagadas. No corría el agua por ellas. Alprincipio, no le di importancia a este hecho.
Soy periodista de uno de los diarios más prestigiosos de América y me habían enviado mis superiores a cubrir “uno de los casos más sorprendentes de los últimos tiempos”. Eso fue lo único que me informaron.
Entré, mostrando mis credenciales, sin ninguna dificultad. Diríjase a la sala principal, me dijo un hombre ataviado con un lujoso uniforme.
Cuando lleguéa la sala, me quedé perplejo. Que belleza de estancia. Estaba iluminado con cantidad de lámparas que irradiaban una luz que me dejó deslumbrado. Poco a poco me fui acostumbrando a aquellas luces y entonces pude contemplar el gigantesco salón. Había un anfiteatro elevado en el fondo con una enorme mesa y muchas sillas dispuestas elegantemente.
La sala, inmensa, se encontraba dispuesta concentenares de sillas, todas numeradas. Ya muchas se encontraban ocupadas y me colocaron en la mía, que dichosamente, se encontraba en las primeras filas.
De pronto, se escuchó un murmullo cuando fueron entrando gran cantidad de personajes que ocuparon su lugar alrededor de la enorme mesa. Parecían gentes muy importantes, de acuerdo a su atuendo y condecoraciones que lucían.
Se sentaron y el del centrodijo: Estimados señores y señoras venidos de todos los rincones del planeta tierra. Estamos aquí reunidos hoy para iniciar el juicio contra la señora agua. Hemos recibido innumerables quejas de que dicha señora ha provocado inundaciones y desastres por todo lado. Ha causado miles de muertes derrumbando edificios y casas, anegando los campos y destruyendo las cosechas provocando hambrunas. Ya nosigue los cauces de los ríos y corre libremente por las calles.
Por eso, nos hemos reunido autoridades y gobernantes de todas partes del mundo para llamarla a cuentas y, si es necesario, condenarla y hacerle pagar por sus desmanes.
Que pase la acusada al centro del salón y se siente en el banquillo.
Se abrió una puerta enorme y los ojos de todos los invitados se clavaron en el personaje quesalía por ella.
Era una mujer alta, con un pelo dorado que le cubría hasta los hombros. Sus ojos, de color azul, brillaban como una luna de pampa. Su vestido era de color verdemar, con adornos que brillaban a la luz de las lámparas. Imponía su prestancia, su pureza radiante.
No quiso sentarse en el banquillo, se quedó de pie, mirando fijamente a sus acusadores.
Señora, le dijo el que hacía de juez,supongo que está enterada de la acusaciones que hay contra usted. Como ve, son muy graves. ¿Tiene algo que decir en su defensa?
La señora guardó silencio por algunos segundos.
Hace mucho tiempo, antes de que estuviesen ustedes, en la tierra existía una perfecta armonía. Yo cumplía el objetivo para la que fui creada. Los árboles servían para amalgamar la tierra. Los cauces eran prístinos, libresde obstáculos. Los animales no eran maltratados. Cada ser cumplía con el objetivo para los que fueron creados. Podría decir que se vivía en un casi perfecto paraíso.
De repente aparecieron los humanos. Todavía durante mucho tiempo seguimos viviendo en armonía. Pero poco a poco se fue desnivelando el orden. En mi caso, ya no encontré los cauces limpios, incluso algunos desaparecieron. Los árboles,que amalgamaban la tierra, fueron casi exterminados. Pero yo tenía que continuar. Mi misión era dar vida. Si me borraban un cauce, con basura y con desechos, yo tenía que seguir. Yo no tengo la culpa de que en vez de hierba y raíces me encuentre con cemento y concreto. Mi misión es dar vida, no muerte. Entonces ¿Quiénes tienen la culpa?.
Los señores que están ocupando el estrado, dirigentes...
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