El laico y el laicismo

EL LAICO Y EL LAICISMO EN SUS FUENTES CRISTIANAS
Por: Jorge Luis Godenzi Alegre
En el festival de cine de Hamptons, la estridente y exitosa actriz Susan Sarandon contó que le envió al pontífice una copia del libro “Pena de muerte”, que dio pie a la película que protagonizara junto a Sean Penn en 1995 y que le valió obtener un Oscar. El entrevistador, en ese momento, le preguntó si se refería alactual Papa y ella respondió: "No, al último. No a este nazi que tenemos ahora".
Aquel aspaviento histriónico que protagonizó la Sarandon en calificar al teólogo Papa Benedicto XVI de nazi da cuenta del sentimiento anti jerárquico que muchos lo describen como expresión palpable del laicismo efectivo que en estos últimos años venimos experimentando.
Ha sido precisamente el comportamiento deesta convocante a la “procesión laica” lo que me impulsa a pergeñar, en este ensayículo, la idea de que el laico y el laicismo son conceptos circunscritos estrictamente al ámbito cristiano que merecen ser retomados.
En efecto, el laico es “miembro de aquel pueblo – laos - que es el verdadero Israel de Dios (Gál., 6, 16), la verdadera estirpe electa, el sacerdocio real, la gente santa” de la cualhabla San Pedro en su primera epístola (2, 9). El laico está al margen del cuerpo institucional de la Iglesia pero es indudablemente miembro del cuerpo místico de Cristo.
El laicismo, por el contrario, es el ideario de vida que promueve hacer obras verdaderamente meritorias, dignas de ser anotadas en el Libro de la Vida (Fil., 4,3) siempre que coopere con el apostolado que imparte la Iglesiajerárquica en el trabajo genuino de cristianización: Apostolados tendientes a promover el bien común, la fraternidad, la justicia, la caridad y la consolidación de una moralidad que dignifique a la persona humana.
Traigo a colación esos ideales cristianos de universalidad, dignidad, justicia, caridad, fraternidad y el nutrido acervo histórico porque son los elementos culturales que vigorosamente vana integrar el caudal espiritual del movimiento laicista que una minoría burguesa ilustrada lo incorporó en sus bitácoras de vida. Este apostolado marcó un sentido de la vida de los individuos y de las sociedades inmersas en un universo ético y de ideales por cumplir.
Esos ideales se levantan desde el reconocimiento y desde la equidad, lo cual implica eliminar todo tipo de interferencias a lalibertad, respetando y congregando a todas las conciencias libres. Este es el camino que afianza una moral laica y no se trata, como algún lector podría conjeturar, de un retorno a una perspectiva en que solo la religión funde esa moral, sino de una nueva óptica donde inclusive otros cultos puedan contribuir, en el seno de un debate pluralista, a la construcción social de un sentido auténtico de lavida. Este enfoque admite al cristianismo como un elemento identitario del laicismo que venimos a exaltar. Es la cruz, por ejemplo, que trascendiendo su simbología religiosa va a expresar esa identidad y unos valores de paz y concordia universales. El crucifijo es la manifestación del caudal histórico por el cual el cuerpo místico de Cristo compone un capítulo irrenunciable. Por supuesto que noolvidamos que, en este contexto, la Iglesia sobresale como gran defensora de una sana y elevada tradición cuya rica aportación innegablemente se encuentra al servicio de la sociedad.
En efecto, la Iglesia tiene “una misión de verdad que cumplir en todo tiempo y circunstancia a favor de una sociedad a medida del hombre, de su dignidad y de su vocación. […] La fidelidad al hombre exige la fidelidad ala verdad, que es la única garantía de libertad (cf. Jn 8,32) y de la posibilidad de un desarrollo humano integral. Por eso, la Iglesia la busca, la anuncia incansablemente y la reconoce allí donde se manifieste. Para la Iglesia, esta misión de verdad es irrenunciable” (Enc. Caritas in veritate, 9). Para una sociedad formada mayoritariamente por católicos y cuya cultura ha sido profundamente...