El Lechero
Burning UP!
By Sherlock
• Capítulo I •
Me levanté y me desperecé bien. Me bañé y desayuné. Ese sería un largo día, repartir el enorme pilón de panfletos no me emocionaba, pero necesitaba dinero para cubrir mis necesidades ahora que vivía sola.
Mi departamento era muy chico, consistíaen una cocina pequeña, un comedor con televisión, un baño con bañera —y amaba mi tina— y una habitación chica. Era un mini departamento, pero yo estaba enteramente enamorada de él. Era mi espacio y significaba mi independencia.
Desde que me había mudado a Los Ángeles no había mucho efectivo en mi vida, por suerte traía conmigo un enorme ahorro de mis padres para que pudiese estudiar Geología en laUniversidad. Era muy buena en química, física, matemáticas y biología. Geología era complicada, pero me gustaba mucho, y para estudiarla, tenía que trabajar. Había conseguido empleo rápido como vendedora, puesto que soy siempre simpática con la gente, no es de ególatra, simplemente tengo la suerte de caer bien.
En mi ciento cuarenta y siete me recorría quiosco por quiosco y local por local paradejar un piloncito de panfletos en el mostrador. Por supuesto, eran todos locales de libros o bibliotecas, librerías, escuelas también. Almorcé un hot dog y seguí con mi recorrido por Los Ángeles, California. Siempre en el barrio, tal vez dos o tres barrios más.
Me cansé de recorrer y recorrer hasta quedarme sin papelitos. Llegué a casa exhausta, mucho después de haber salido de ella, y abrí laheladera.
Contenido: pan lactal, queso fresco —poco—, queso de rayar, una botella de agua mineral, unos cuantos sobrecitos de McDonalds de mayonesa y algunas fetas de jamón en un tupper. Perfecto, sándwich sería mi cena de ese día.
Me acosté temprano, no había recibido llamadas hasta el momento a mi celular Motorola. De igual modo lo dejé cargando prendido sobre mi mesita de luz, por si acaso.Me arrojé como un costal de papas sobre mi cama de dos plazas, regalo de mis padres por mis diez y ocho, y miré el ventilador inerte. Todavía era temprano como para irme a dormir, pero bien… estaba cansada. Hacía solo una semana que vivía allí, todo me parecía muy complicado.
Cuando mis músculos se habían entumecido por la falta de movimiento y mis parpados comenzaban a cerrarse, la canción Fly deHilary Duff más el vibrar de mi celular sobre la madera de la mesa de luz me hicieron pegar un salto que casi me caigo de la cama.
—¿Hola? —pregunté toda emocionada.
—Hija, ¿cómo estás?
—Ah, hola mamá, estoy bien, y tú? —saludé matando tortuosamente a mi ilusión de recibir una llamada de un cliente.
—Muy bien, te llamaba para saber si habías conseguido trabajo —ella siempre era muy atenta.—Si, ma, conseguí, pero de igual modo repartí los panfletos, el dinero nunca sobra cuando tienes que pagarte la Universidad —reí y ella rió conmigo.
—Bien, te noto cansada, descansa hija, no te molesto más.
—Adiós, mami —saludé antes (de cortar la comunicación.
Dejé el celular en su lugar otra vez y me recosté muy cómodamente en posición fetal. En el instante en que había encontrado el lugar delcolchón que compatibilizaba perfectamente con la figura de mi cuerpo, el celular volvió a sonar.
—¿Aló? —pregunté un poco más irritada.
—Mil disculpas por la hora, ¿hablo con Móniren? —genial, al menos no era mi mamá otra vez, era tan atenta que rozaba la pesadez. La que me hablaba era una mujer de voz dulce.
—Sí, sí, soy yo —le contesté un poco más cordial.
—¿Qué tal? Llamaba por las clases deapoyo escolar.
—¿Qué edad tiene el alumno? —le pregunté yo muy profesional. Si iba a darle clases, tenía que asesorarme antes.
—Quince años —edad complicada, pero no imposible.
—¿Y qué materias necesita?
—Matemáticas y física, y reforzar algunas otras, pero principalmente esas. Es un chico muy inteligente, lo que sucede es que no tiene quien le explique.
¿De qué hablaba esta mujer?...
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