El Leviatan Derrotado - Victor Manuel Moncayo
El libro de Víctor Manuel Moncayo es ante todo un campanazo de alerta a los analistas sociales y militantes políticos que abandonaron, se podría decir que por décadas, la reflexión sistemática sobre la naturaleza y transformaciones del Estado en Colombia. La ausencia de esta reflexión no sólo ha retrasado nuestra compresión de elementos esenciales del orden social,sino que ha tenido implicaciones decisivas en el curso de la política: nos ha impedido, para no ir más lejos, afrontar con los recursos conceptuales indispensables el momento actual. Al final de este recorrido sugestivo y ambicioso, el autor nos advierte cómo fue precisamente la ausencia de concepciones de Estado y de sociedad, suplantadas por discusiones procedimentales, tanto del lado delgobierno como del lado de la insurgencia, la que hizo imposible darle contenido a las frustradas negociaciones del Caguán.
Más aún, la ausencia de este tipo de debate le ha abonado entre nosotros el terreno a todas las interpretaciones atomizadas de la realidad social preconizadas por el discurso de la posmodernidad, que se propone y acoge como el nuevo paradigma de las ciencias sociales, sin que sehubiera agotado aún entre nosotros el discurso mismo de la modernidad. Es una tendencia innovadora en muchos aspectos sobre la cual no podemos ahondar en esta ocasión. Pero al igual que el autor de este libro, desconfío profundamente de las pretensiones posmodernistas de sustituir la vocación integradora de la causalidad social, inherente no sólo al marxismo, sino a toda una tradiciónhistoriográfica conocida como la Escuela de los Anales, por una relación privilegiada con el lenguaje y con las mediaciones simbólicas, a menudo excluyente de las fuerzas e instituciones sociales.
Pero el libro trasciende desde luego el momento actual. Partiendo de las consideraciones históricas y teóricas que llevaron al surgimiento de la forma particular de poder político que constituye el Estado en lasociedad capitalista, el texto es también un esfuerzo de reconstrucción genealógica del pensamiento del autor. Dominado inicialmente por las visiones althusserianas del Estado como instancia, con un lugar definido en el topos jerárquico de base-superestructura, que en los años sesenta pretendió dar respuesta tanto al subjetivismo de los actores históricos como al empirismo de la historia tradicional,el autor nos muestra cómo pasó de este dualismo a una concepción del Estado que lejos de tener un existencia separada de la totalidad social, fuera el componente irrigador y constitutivo de la misma. Fue lo que bajo múltiples variantes se llamó en las décadas siguientes la lógica del capital dentro de la cual el Estado y el derecho dejaban de ser un recurso instrumental y externo a las funcionesde dominación, para convertirse en el lugar de definición del entramado de las relaciones sociales y políticas de tal dominación.
Le seguí la pista a las primeras fases de esta evolución intelectual, cuando por allá a comienzos de los setentas Víctor Manuel y yo intercambiábamos libros e ideas sobre estos tópicos y sobre la necesidad de darle un lugar en la Universidad a estos debates. Fruto deestos intercambios fue la fundación, bajo su dirección, de un efímero Instituto de Estudios Políticos, de carácter interdisciplinario, antecedente del actual IEPRI. Lo puedo decir por haber estado con él en el momento inaugural de ambos proyectos. A la fase siguiente le perdí el hilo, pero la pude rastrear en las publicaciones de la revista Ideología y Sociedad, probablemente la revista colombianade más vuelo teórico en los años setentas. Estando en Inglaterra en aquellos años siempre me pregunté por qué los debates que se daban en esta revista no tuvieron mayor impacto nacional e internacional, cuando en gran medida eran los mismos debates de punta (sobre el Estado, sobre el derecho, sobre las ideologías) que se daban en la prestigiosa New Left Review, animada entre otros por Perry...
Regístrate para leer el documento completo.