El libro invisible
El libro invisible
Juan Cruz
Diga usted en Francfort quetiene un libro. Pero no lo muestre. Cuéntele a algunos periodistas de qué trata, y no se olvide de decírselo también a los editores; dé detalles, hasta los más nimios. Diga después quiénes lo esperan yponga grandes nombres en el escenario de su fábula. Dentro de la pompa de jabón que fabrique no se olvide de citar también las cifras que se barajan en la puja que ya se ha iniciado en algunas de lasbolsas literarias abiertas en el mundo. No se detenga. Cuando esté ante la pregunta obvia -¿dónde está el libro?-, haga un guiño de suficiencia y de extrañeza -«¿a qué viene tamaña vulgaridad?»- y sigahablando de su proyecto en blanco. El resultado será inapelable: usted habrá iniciado una expectativa de muchos ceros que se rentabilizará luego o nunca, pero habrá dado el golpe. Fin de la fábula.Es de un editor americano. Bueno, así son las cosas en Francfort, muchas veces; ahora circula un manuscrito que no existe, ni siquiera se sabe si existe el autor o es una fabricación de pompa ycircunstancia y todo el mundo hace el retrato robot del personaje. ¿Quién es, de dónde viene, a quién sirve? ¿Quién lo compra, cuántas páginas tiene? A veces hay libros de verdad, con autor incluso, peroéstos que son tan evidentes te los muestran a oscuras, en una habitación sugerente sobre cuya cama te echarías a descansar los pies y los ojos después de tanta escalinata metálica como hay en elmastodonte que constituye ya la Feria del Libro de Francfort. Es curioso: lo que es invisible se hace obvio y se rueda secreto sobre lo ya existente. Un día un hombre se detuvo en medio del hotel principal...
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