El Mago De La Cara De Vidrio

- Capitulo 1
De como una Rabieta se convierte, dialécticamente en una memoria de ultratumba.
Ceferino Rodríguez Quiñónez cuenta que era un maestro de vocación de edad flexible y renuente al control del almanaque, marido de Carmelina Fernández, padre de tres hijos: Armando, Tania y Carlitos, por orden de aparición, consejero y amigo de sus numerosos alumnos, escribió el siguiente documento,testimonio dirigido a la posteridad, se propuso a describir hechos que finalmente han provocado su forzosa estadía en el Manicomio con el insólito consentimiento de su amadísima familia, alumnos, colegas y amistades, habiendo sido recluido específicamente en el pabellón de los personajes famosos.
Por consiguiente, su primera afirmación categórica, que esperó confiado no provocara suspicacias, esque de ninguna manera estaba loco, pudiendo demostrarlo aun cuando sus contemporáneos lo consideraban cuerdo, se encontraba bajo la maléfica influencia de su implacable enemigo, El Mago de la Cara de Vidrio; También rechazó la calumnia que le endilgaba el pretender ser nada menos que el incomparable e intrépido caballero andante don Quijote de la Mancha, cuando solo es un ardoroso admirador de suingenio y su triste figura. Por lo demás, sostenía que si algún delito había cometido para estar en donde esta, es precisamente el haber querido ser única y indivisiblemente ser El mismo, a lo cual se opuso en una sostenida campaña de ‘‘Cerco y pulverización’’.
Su enemigo Mr. TV (a) El Mago de la Cara de Vidrio solo en su justa autodefensa se vi obligado a efectuar algunos reajustes en suconcepción humanística, para detenerse en una prolongada y terrible batalla.
Hace la indispensable aclaratoria de que a pesar de encontrarse en un punto estratégico de la batalla en el apartamento 321, de ninguna manera se importaría de tal circunstancia para mezclar en este documento incidentes relativos a la vida privada de sus vecinos, por no ser esta ninguna crónica de chismes: Mucho menos esperaalgún lector de exacerbados y compulsivos instintos eróticos que, que por el hecho de haber ocurrido aquella batalla en su residencia, se extiende en la descripción de la privacidad de las relaciones intimas con su mujer etcétera, no siendo este un problema que incumba a las generaciones pasadas , presentes o futuras , sino única y exclusivamente a las dos partes interesadas o entrelazadasCarmelina y El.
Una tarde correspondiente a un día común del presente siglo, al retornar a su hogar (En aquel entonces todavía era hogar y de ninguna manera un campo de litigio), después de cumplir con los buenos hábitos que caracterizan a un hombre de bien:
• Besar a su mujer en la mejilla
• Entregarle a su hijo Carlitos su chupeta diaria
• Saludar con respeto y cordialmente a Guillermina (auxiliarde su esposa)
• Enterarse de si Armando y Tania habían cumplido con sus deberes
• Cambiarse los zapatos por las chancletas
• Sentarse en el sillón de mimbre a leer el periódico.
Después de tales hechos, repito, fui interrumpido en mi lectura qué apenas estaba comenzando, siendo informado de una inesperada visita ocurrida durante su ausencia. Dicho visitante fue delineado por su buenaCarmelina (en ese entonces era buena) como un señor entrante en la pos mocedad, ni alto ni bajo, ni tan gordo ni delgado, ni blanco ni negro, sin señales específicas. Por la importancia de este acontecimiento, reproduciré exactamente la versión que conozco al respecto, de manera en como se la narraron la narrara.
Carmelina (escuchando el timbre): Voooooy
El visitante (al abrirse la puerta): Buenosdías señora soy el amigo del hogar, representante de la C.A ‘‘Los Amigos del hogar’’; traigo una maravillosa oferta para usted; se trata…
Carmelina: ¿Usted dice que es amigo de mi marido?
El visitante: No solamente de su marido, señora, sino de toda la familia. Soy Henry…, el amigo del hogar. Traigo una maravillosa sorpresa para usted; se trata de alojar en su respetable apartamento al...