El mar
Destino o casualidad, hace 25 años la vida me dio un inesperado regalo, la oportunidad de vivir cerca del mar. Esto respondía alllamado que desde niña recibí en sueños, en relatos, en anhelos, y que calladamente me cautivaba.
Un regalo de interacción, porque el mar, en supeculiar lenguaje, me habla... Con el roce de la brisa encuentro calma en mi espíritu; el agua salada que impregna con su aroma el ambiente, me purifica en cadaaliento; mi cuerpo, al flotar, es levemente golpeado por las aguas que susurran en mis oídos, ofreciendo serenidad; cada compás del oleaje lleva unamelodía, incluso el bramar nocturno de las aguas furiosas canta el mensaje de su naturaleza libre, en perfecta sintonía con la tierra que las ciñe; lacontundente línea del horizonte, de infinitas tonalidades hasta donde mi vista llega, me reta a nuevos objetivos.
Veinticinco años recorriendo, de ida yvuelta, trechos de complejo paisaje gratificante a los sentidos. Cada mañana, el sol vivo reflejado sobre las tibias aguas azules despierta a laactividad; cada atardecer, la brisa proporciona alivio a un arduo día, y el sol, amarillo rojizo entonces, en silenciosa armonía con el mar llama al descanso,anunciando el sosiego.
Soy amiga de las aguas inmensas que son evidencia de vida, las contemplo, escucho y siento, pensando sin pensar. Ellas meinfunden energía, me hacen fuerte y consistente, a la vez que serena y positiva, lo que me hace amar su esencia y respetarla, sintiéndome así parte del todo.
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