EL Marqués
El amargado hombre de cabellera blancuzca y sebácea pasaba las horas encerrado en su habitación, donde todos los días, como si fuera un castigo, contemplaba una señorial pintura de su fallecidaesposa por horas y horas. Los domingos por la tarde era el único día que se le veía al anciano salir de su habitación, ya que ese día acostumbraba a salir a caminar con su esposa para ver susemoviente de cordero y sus proyectos de agricultura que tenia a los alrededores. Después de eso se sentaba sobre una piedra a la sombra de un nogal y al lado de un riachuelo a observar el atardecer, era unmomento de relajación y a la vez de melancolía para el, en ocasiones se quedaba ahí hasta el anochecer, y podía observar la irisación en el cielo, hasta que el sereno comenzaba a enfriar todo su cuerpo,y caminaba por la senda de regreso al castillo. Eso hacía todos los domingos por la tarde, pero una de esas tardes de soledad, el marqués iba camino al rio, y encontró caminando por el camino demacadán a un hombre judío y su pequeña hija de 5 años, los dos de aspecto sucio, cansado y hambriento, y en un bable en el que las palabras no son necesarias, imploraban ayuda tan solo con la mirada.Aquella escena movió algo en el amargado corazón del marqués, aunque el siguió su camino, pero metros mas adelante, se detuvo y pensó que sería inhumano no ayudar a ese hombre y su hija, regreso a...
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