El Marques De Carabás

El MARQUÉS DE CARABAS

Lo confieso, soy un enamorado de los cuentos, de los que mi padre me contaba de pequeño, justo antes de acostarme y decidme un “que duermas bien hijo” y por consiguiente de los que les cuento a mis hijos por la noche y les digo un “que durmáis bien y con papá….” para terminar ellos la frase con un emocionante “….no pasa nada” La verdad es que cada día contamos uno,procurando que presten atención, que capten la esencia, que se evadan, que imaginen, que se abstraigan, para justo a continuación que ellos me cuenten ese cuento con sus palabras, con sus lenguas a veces aún de trapo. Reconozco que eso, justamente eso es magia en estado puro. Aún recuerdo el cuento de hace unos días, cuando mi hijo José Luis sin cumplir si quiera los cinco años me relataba “El Gato conBotas” “ El Marqués de Carabas siguió al pie de la letra las indicaciones que su gato le daba, sin saber muy bien que iba a ganar con todo aquello”

El contar cuentos es una manera de evadirse, de descubrir nuevos mundos, y de adquirir lo que podemos denominar inteligencia lateral. Por supuesto, si a eso le añades que lo haces con tus hijos se convierte en un momento indescriptible.

Resultaque a finales del mes de Enero del año pasado…mi teléfono móvil…al otro lado un Funcionario del Cuerpo Nacional de Policía, José María Ballesteros Pastor, imputado en el caso Faisán. El caso Faisán era para mí un caso más. Le había prestado la justa atención por la prensa y algún que otro comentario. Un caso político pensaba, si bien es cierto que no había profundizado mucho en el tema. A lo largode unos, ciertamente intensos meses pude hacer acopio de los mecanismos necesarios para desarrollar mi defensa y formarme una opinión de uno de los episodios más mediáticos ocurridos en los últimos años. Lo primero que me llamó la atención fue conocer a mi cliente, José María, Balles para los que tratan con él….el autor del chivatazo para la prensa desde el primer día. No, no se trataba de unhombre de dos metros, espada en mano y presto para la batalla. La verdad es que no era William Wallace. Más bien una persona normal, un hombre hecho así mismo, entregado en todos los quehaceres de su vida y con la ilusión de un chico de 20 años que ingresa en la Academia de Ávila. A lo largo de los meses he podido conocerle un poco mejor, afloraban sus emociones, comprendía situaciones, otras se leescapaban, y me admiraba la fuerza que inhalaba con cada visita a “los

suyos”, como llamaba a su familia. Sin temor a equivocarme puedo decir que se trata de un hombre ÍNTEGRO.

Como en todos los procedimientos penales que me encargan, hice copia de las actuaciones para posteriormente adentrarme en la arena, en el campo de batalla procesal.

Reconozco que al igual que con los cuentos, soy unenamorado de mi profesión (habrá quien me tilde de enamoradizo)….la teoría de los cuentos aplicada al derecho, como dijo un buen amigo “el derecho es pensar en grande, distinto, búsqueda continua, jugar con las reglas…y finalmente método” Cuando uno empieza en la profesión, se imagina poniéndose la toga en un juicio, es la magia y la esencia de la abogacía. Sueñas con defender un caso en elTribunal Supremo o en la Audiencia Nacional. Pasa el tiempo, adquieres experiencia, y llevas esos asuntos, y te das cuenta de lo que acontece. Muchos profesionales, faltos de ilusión. No hay cosa que me parezca más ridícula que el servilismo que muchos compañeros profesan a los magistrados. No lo entiendo, ni lo comparto. Y lo digo sin ser dudoso en la afirmación, pues tengo familia en la Judicatura.Para mí, un Juez o un Magistrado, no es más ni menos que una parte en el proceso jurídico. Se le debe respeto pero como a todas las personas de este mundo. Uno es lo que proyecta, y el respeto no debe ser una virtud, sino algo interiorizado en cada uno de nosotros. No me gusta el Magistrado hierático, inaccesible en su sillón, que dirige el procedimiento como un implacable Charles Bronson en el...