El marxismo
La preocupación filosófica que inspira estos ensayos brota del material político-social de nuestro tiempo. Los temas que abarca («dictadura del proletariado», «leninismo», &c.) son temas de «moda». Y no podría ser de otra manera pues toda la filosofía materialista tiene que tener como objeto de reflexión este material estructurado categorialmente por debajo del cualse tallan las Ideas filosóficas. (Nótese que si esta tesis del materialismo filosófico es verdadera, no es válida tan sólo para éste, sino para toda filosofía. Toda filosofía se nutrirá de este material, aunque «intencionalmente» no se autoconciba de este modo –«no es la conciencia de los hombres la que determina su ser, sino su ser social el que determina su conciencia»–). Pero las modas másactuales parecen, paradójicamente, remitirnos siempre a los temas más viejos, y por ello es necesario enmarcarlas siempre en una perspectiva transtemporal que nos permita apreciarlas de una manera crítica. El recurso a los clásicos, en nuestro caso a los clásicos del marxismo-leninismo y al sistema de Hegel, no es simplemente un trámite obligado por el mero placer erudito, sino que surge de laconvicción de que no es posible realizar una reflexión crítica (no ideológica) acerca de estos temas sin haber satisfecho esta labor, aunque las consecuencias de este trámite puedan dar lugar a la destrucción de los propios conceptos clásicos. Es puramente metafísico e ideológico todo intento de conceptuar la realidad como si los conceptos fueran meramente un reflejo de esa realidad. El «análisisconcreto de la realidad concreta» sólo tiene un valor metafórico, pues los conceptos utilizados en el análisis son previos de alguna manera a esa realidad y la conforman. Los temas que inspiran estos ensayos están ligados a la propia práctica política y elaboraciones teóricas del P.C.E. (aunque no se limiten a este partido y rebasen, incluso en sus orígenes, nuestro ámbito geográfico), que durante estosúltimos años ha procedido, en primer lugar a desembarazarse de la expresión «dictadura del proletariado», y, en segundo lugar y a raíz de la celebración del IX Congreso del P.C.E. (19-23 de abril de 1978), a la eliminación del término «leninismo» en la denominación del partido. Se trata de dos términos, de dos expresiones, pero que nos remiten inmediatamente a conceptos que no permiten enjuiciarlas cuestiones como puramente semánticas, como simples cambios de denominación. Sin embargo (esta es la tesis que mantendremos a lo largo de nuestros ensayos y que adelantamos en este momento) estos dos conceptos se comportan respecto a sus denominaciones de una manera diferente. Mientras la expresión «dictadura del proletariado» nos remite a un concepto que no quedaría afectado, al menos en suaspecto esencial, mediante un cambio de denominación (como trataremos de demostrar); sin embargo, la eliminación del término «leninismo» implica la cancelación inmediata del concepto, y por ello los temas involucrados en esta eliminación deben ser tratados con un cuidado especial por las consecuencias que puedan conllevar. En el curso de nuestros análisis aparece en muchas ocasiones el libro delSecretario General del P.C.E., Santiago Carrillo, («Eurocomunismo» y Estado, Ed. Crítica, Barcelona 1977) como blanco de nuestras críticas. Al cabo de dos años pudiera parecer que esta crítica (algunas veces muy dura) al trabajo de Carrillo, aparece [27] con retraso. En cierto modo es así porque se ha querido mantener una reserva, aconsejada por la prudencia política, en torno a estos temas. Peroreserva no quiere decir silencio, pues considerábamos que el principal valor de «Eurocomunismo» y Estado podría residir en actuar como una especie de revulsivo que pudiera dar lugar a una fértil polémica en el seno del Partido Comunista, de tal modo que los temas implicados fueran reanalizados, pulidos, redefinidos, &c. Pero «Eurocomunismo» y Estado en vez de dar lugar a esto se ha convertido,...
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