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“La frontera de Estados Unidos para los centroamericanos no es Texas ni Arizona, es Chiapas”, afirma el padre Flor Maria Rigoni,quien coordina un albergue para migrantes en una de las fronteras más transitadas por la emigración centroamericana, la ciudad de Tapachula, estado de Chiapas.
Al llegar a Arriaga, luego de caminarcasi una semana, los migrantes encuentran un albergue que les dará hospedaje y alimentación hasta tres días, además de orientación migratoria y la posibilidad de denunciar los constantes atropellosque han tenido que vivir en solo una décima parte del largo camino que les espera hasta la frontera de Estados Unidos; por ello mucha razón tenía el padre Rigoni al afirmar que la verdadera frontera deEstados Unidos está en Chiapas.
En ese albergue los trabajadores y voluntarios también se ofrecen a curar las llagas, callos, infecciones y heridas de los pies de los migrantes que han caminadocientos de kilómetros y parece que hubieran caminado por encima de piedras y espinas y que se hubieran tropezado cada kilómetro, es demasiado impresionante.
Sin embargo, pese a las dificultades queviven en esta parte del camino, la gran mayoría llega animada y dispuesta a dar la batalla hasta llegar a la frontera de Estados Unidos, además, para su fortuna, podrán tener el primer contacto con eltren, al que le llaman “La Bestia” librarándose de esta cruel y peligrosa caminata.
Para las mujeres, gays, lesbianas y transexuales el viaje en “La Bestia” además del constante peligro de que losarrolle viene acompañado del acoso sexual de algunos migrantes machistas, además de la violencia homófoba hacia gays, lesbianas y transexuales. Francis, un transexual de Honduras que intenta cruzar aEstados Unidos por segunda vez me contaba que en vez de solidaridad entre los migrantes, tanto en La Bestia como en los albergues se encuentra constantes pitidos, tirones de pelo, insultos, burlas y...
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