El Mena
EL CUADRANTE
Introducción a los Evangelios
Parte I - LA BÚSQUEDA
Evangelio de Marcos
Presentamos los primeros capítulos de esta maravillosa obra en tres tomos de J. L. Sicre, editada por la Editorial Verbo Divino.
Me llamo Andrónico. No digas que tesuena mi nombre, confundes las esdrújulas. Quizá te suene Telémaco, el hijo de Ulises y Penélope, modelo de amor filial y surcador de mares. Yo también quise mucho a mi padre y he realizado incontables viajes, pero me llamo Andrónico. Un nombre petulante: "el vencedor de hombres". Solo puedo decir en mi descargo que no lo elegí yo ni he vencido a nadie en mi vida. Pero me gusta la sonoridad desus cuatro sílabas, heredadas, según dicen, de mi abuelo paterno.
No creo que te interese mi aspecto físico. Agradezco tu renuncia porque soy incapaz de describir a un ser humano, sea hombre o mujer. Después de años tratando a una persona no sé contar el número de sus arrugas ni decir el color de sus ojos. Sólo rasgos esenciales (alto o bajo, grueso o flaco) consigo recordar. Además, desdemis dieciséis años, en que comienza esta historia, hasta el momento en que resumo mis recuerdos, pasados los cincuenta, mi cuerpo ha cambiado tanto que ni yo mismo podría reconocerme.
Deseo contarte una aventura que no comienza con raptos de mujeres, como Heródoto, ni con guerras sangrientas, como Homero. No hay en ella viajes al Hades o a la Atlántida misteriosa. Es una aventura intelectual,que termina convirtiéndose en aventura espiritual. En estas páginas encontrarás mucho drama y poca acción. La historia de mi vida y de mi época sólo interesa en la medida en que atañe a la historia de una búsqueda, de una apuesta y de un encuentro.
Nací en Tróade el año cuarto de Nerón, cuando se iban formando en el horizonte las negras nubes de las primeras persecuciones contra loscristianos. Comprenderás que yo no era consciente de ese hecho y, al cumplir los dieciséis años, el recuerdo de los mártires era vivo, pero lejano. No sentí temor alguno cuando comencé la catequesis para. recibir el bautismo. Con este motivo mi padre me regaló una copia del evangelio de Marcos, el único conocido hasta entonces. Un hermoso ejemplar, un rollo bastante extenso, con ambos extremos pegados asendas varas. "Este libro -me dijo- no es para leerlo una sola vez, debes consultarlo con frecuencia. Por eso lo he encargado con dos umbelicos. Te resultará más cómodo".
Me gustan los libros, he heredado esa afición de mi padre. Pero entre Aristóteles, Homero y las catequesis no disponía de excesivo tiempo. Además, no me interesaba demasiado aquella obra, que empezaba con escenas breves ymisteriosas, escrita en un griego de asombrosa pobreza.
Lo que más me atraía eran las dos varas sobre las que giraba el rollo, los dos umbelicos. No estaba acostumbrado a usarlos, y utilizaba el rollo de Marcos como simple ejercicio. Cogía un umbelico en cada mano y empezaba a girarlos atentamente, desenrollando y enrollando al mismo tiempo, dejando una columna libre para la lectura.Vino luego otra etapa. Cerraba los ojos, giraba el rollo, leía el pasaje que quedaba al aire. Este ejercicio tan sencillo condicionó mi vida. Un día, al abrir los ojos, me encontré con esta escena: “Se sentó enfrente de la sala del Tesoro, y observaba cómo la gente iba echando dinero en el cepillo. Muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos leptas, es decir, uncuadrante".
No pienses que fue la generosidad de la viuda pobre lo que me llamó la atención. Fue la mención del cuadrante. Y entonces comenzó mi aventura. Con una de esas preguntas absurdas que a veces nos hacemos.
-¿Cuánto vale un cuadrante?
Mi padre me miró desconcertado.
-¿Un cuadrante? ¿Qué es eso, una moneda?
- Creo que sí. Es lo que echa la viuda pobre de la...
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