El Milagro de San Judas

El milagro de San Judas (de Rafaela F. Q.)
Allá en lo alto de los cerros en una casita de piedras y toda desvencijada vivían María y Pancho, dos viejitos que ya les faltaba una afeitada, siempre habían vivido allí, después que se casaron hacía ya muchísimo tiempo en el pueblito que estaba abajo en el valle, y decidieron hacer su casita en los cerros; ellos estaban solos no tenían familia porquelos hijos que tuvieron murieron unos tras otros. Ese día como siempre, amaneció nublado pero no como otros en que las nubes casi les rozan las narices… ya entrada la mañana comenzó a llenarse de sol y podía verse como diminutas miniaturas los sembradíos del valle y el rio, allá abajo.
Viejo, Viejo (dice María) ¿es que no me oyes?
Ya te oí, ¿Qué quieres?
Ven, te preparé algo de comer
Y eso, ¿dedónde sacaste, mujer?
Pues hoy, gracias a Dios, las gallinas pusieron su huevito
¡Válgame Dios! ¿Y de donde sacarían las fuerzas pá pujarlos, si las pobres están más muertas que vivas?... pobres gallinitas, ni pá eso hay.
Bueno, ven y come que luego frìo no hay quien se los trague
Los viejitos se sentaron en su mesa de madera tan vieja como ellos, y en silencio se comieron los huevos
Viejo,estaba pensando la falta que nos hace un gallo pa hacer cría, porque ya a estas gallinas les falta poco y después ¿qué?, mira como no se ha dado na de lo que sembraste.
Claro mujer, este año no ha llovido casi nada y ya falta poco pá el invierno, ¡que dios nos ampare!
Por eso, viejo necesitamos un gallo (dijo Maria)
Claro, y un caballo y una vaca y una bolsa de plata… ¡pero qué cosas dices! ,dime de dónde saco yo plata pá comprar un gallo.
Pues mira, ¿y si el hablas al Don Gregorio ese que vive allá abajo, el de las camionetonas?
No vieja, a mi ese Don me da mala pinta, todo lleno de oro y con su panza inflá, como si fuera el dueño y señor… no, no…
Pancho háblale, que a lo mejor te ayuda, va y le dices que cuando tenga una cría se lo repones, o que ná más nos preste uno.
Oye vieja¿y por que no vas tú? ¡Mira que te gusta empujar!
Bueno ¿no eres el hombre o qué?
Ya no soy hombre ni ná…
Dale viejo, ve y habla con el Don… al final ¿Qué perdemos, si nos dice que no?



Pues si mujer, no perdemos na, na más que la vergüenza, pero con hambre ni vergüenza hay… Deja al ratico voy, voy a dar la vuelta pa recoger algo si queda, pá la noche.
Después de un buen rato el viejollegó con unos camotes y un puñado de matas de hojas muy verdes.
Mira vieja, algo pà la noche y estas matas que me encontré pá sembrarlas a ver que sale, y si no al menos pá que coman las gallinas… bueno vieja me voy a hablar con el Don ¡y que Dios me ampare!
Se fue el viejo con su bolsa en el hombro, caminando lentamente como si llevase una piedra en el.
Maria lo miró hasta que se le perdió devista, luego fue a su altarcito y le prendió un pedacito de vela a San Judas les hiciera un milagro, luego salió de la casa y sembró las matas que el viejo había traído.
¡Ya está… a ver pa que sirves! (dijo Maria, limpiándose la tierra de las manos)
Cuando el sol ya se estaba poniendo y el cielo lucía anaranjado, apareció el viejo corriendo como podía y con una sonrisota de oreja a oreja…Vieja, vieja… mira qué gallote… El Don… (Decía con la voz entrecortada)
Ay mi viejo, no lo puedo creer… pero espera… te traigo un poco de agua, que casi te ahogas… Siéntate y luego me cuentas… Se volteó hacia el altar y dijo: ¡Gracias San Judas!, luego se fue al tinaco y llenó un vaso de agua… toma viejo…
Ya calmado, Pancho le cuenta a María:
… Fue más fácil de lo que pensé, pues el Don se va apostular pa gobernador y me dio el gallo a cambio de que votemos por el… Total, a mi me importa quien sea, si todos van pá lo mismo
Así mismo viejo… ¡gracias San Judas!
Y le dijo Pancho: ¡Gracias San Pancho! Que fue el que dio la cara…
Mira que eres incrédulo mi viejo, pero ya verás, ya verás que todo va a ser mejor, ya verás… (Dijo María sonriendo y enseñando los pocos dientes que le quedaban)...