El Mio Cid Cap
Capítulo 6: Muerte en Zamora:
Sancho, después de haberse adueñado de de Galicia y León, seguía
torturandose. Dos lugares aún no eran suyos: Toro y Zamora, ya que su padre, don
Fernando, los había dejado al morir en manos de sus hijas. Sin darse cuenta, Sancho se había obsesionado con Zamora, ya que era el lugar que más quería. Sancho estaba
dispuesto a todo con tal de poseerla, asi que un día llamó al Cid y le dijo que quería
que le hiciera un favor. Quería que le hablara a su hermana, Doña
Urraca, para que le
entregara Zamora. Él pagaría lo que ella quisiera por la ciudad y que debía
entregarsela. Si no lo hacía, él no dudaría en tomarla por las malas. El Cid pensó que
esa misión no era agradable, ya que conocia a Doña
Urraca desde pequeño y le tenía
un hondo aprecio. Sin embargo, el sentido del deber volvió a pasar por encima de sus
propios deseos, asi que él Cid viajó a Zamora y pidió audiencia con
Doña
Urraca. Al momento de verla, se sorprendió bastante, porque la recordaba como
una muchacha dulce y abierta, y se encontró con una mujer madura y triste. A ella le dolía que Rodrigo estuviera casado con otra, ya que se decía que Doña
Urraca amaba
a Rodrigo desde que eran ninos. Después de que él Cid le dijera lo que había dicho
Sancho, ella dijo que no pensaba traicionar a las personas de Zamora ni por todo el oro
del mundo.
Sancho, al enterarse de lo que dijo Doña
Urraca, estaba apunto de volverse loco
de rabia. Después, el montó un campamento frente a Zamora y apostó soldados en todos los caminos que llevaban la ciudad. Después de unos terribles meses, el hambre
se adueñó de Zamora. A la larga, no quedó un solo animal vivo en toda Zamora. A los
siete meses, Doña
Urraca salió a dar un paseo de inspección, y regresó a su palacio
con los ojos bañados en lágrimas. Ella sabía que se tenía que rendir. Cuando todos habían apoyado su decisión de entregar la ciudad, un hombre llamado Vellido Dolfos la
convenció que era una mala idea, ya que debían de luchar por Zamora hasta el final.
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Capítulo 7: Vellido Dolfos:
Habían pasado siete meses, y don Sancho no entendía como aún no se habían
rendido. Pensó que había llegado el momento de tomar la ciudad por la fuerza de las armas. Pero, justo cuando el rey había tomado aquella decisión, ocurrió un suceso
inesperado.
Alguien sale por la muralla!
Una de las puertas de Zamora se había abierto, y un jinete abandonaba la ciudad. Al
principio, Don Sancho se emocionó, ya que pensó que talvez se trataba de un
mensajero que le diría que la ciudad se había por fin rendido. Sin embargo, muy pronto se dio cuenta que no era un mensajero, sino un fugitivo. Caballeros salieron tras de él y
lo persiguieron, pero la persecución acabó. El capitan del escuadron le gritó que
estaban hartos de sus mentiras y que no volviera jamás. Para entonces, el fugitivo a se
acercaba a el real. Sin resistencia alguna, el fugitivo se dejó capturar por los solados de el Cid. El hombre era alto y delgado, de rostro muy pálido y con una barba anaranjada.
El quería hablar con el rey, y al hacerlo, le beso las manos y le pidió tener piedad. Le
dijo que su nombre era Vellido Dolfos y que Doña Urraca lo había mandado a matar y
que lo acusaba de ser un traicionero, ya que él creó un plan para salvar la ciudad y
fallo. Después le dijo al rey de que él lo podría ayudar a conquistar Zamora. Sancho
muestra interés y decide confiar en él. Un día, mientras Sancho admiraba la silueta de la ciudad, alguien le advirtió que
Vellido planeaba traicionarlo y que no debía de confiar en él. Sancho se molesta, pero
ignora aquella advertencia. Más tarde, Sancho se regresa al campamento, donde se
encuentra con Vellido. Vellido le dice el secreto de como conquistar Zamora, y el rey se ...
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