el mio
Para implementar aquel misterioso ambiente, llegan media docena de camas, seis lavabos, seis espejos y seis bacinicas. Las sospechas en el pueblo aumentan cada vez más; tanto es así que el Padre García expresa en la misa de un domingo, que una agresión moral se cierne sobre la ciudad. Empiezan a llegar las mujeres o trabajadoras sexuales (llamadas “lashabitantas”), y don Anselmo se enriquece y se pasea orgulloso por el pueblo. Pese a las críticas del cura, las actividades en la "Casa Verde" convertida en burdel continúan. En esta parte de la novela empiezan los contrastes. Llega al pueblo Antonia, una niña e hija de unos viajeros asesinados por bandidos una mañana en las dunas. Tendida sobre la arena es encontrada moribunda con la lengua y losojos arrancados por los buitres. Esta hija de la desgracia centra la atención del pueblo. Todos la miran y algunas veces la compadecen.
Una lavandera, Juana Baura, la acoge y la cría como si fuera su hija en el barrio de la Gallinacera, hasta que un día la Antonia o “La Toñita”, ya adolescente, desaparece misteriosamente. La gente se conmueve de tal hecho. Tiempo después se enterarían que habíasido raptada por don Anselmo, quien, enamorado de ella, la instala en un hediondo cuarto privado del burdel, situado en el piso superior (llamada “la Torre”), donde alternativamente la ama y la viola, quedando Antonia embarazada. Al momento del alumbramiento y a pesar de las medidas de emergencia tomadas por el doctor Pedro Zeballos, la mujer muere en el parto, pero la niña recién nacida se salva.La gente se entera al fin del oscuro secreto de don Anselmo y durante el sepelio de Antonia la ira estalla incontenible. El cura García instiga al pueblo a acabar de una vez con el antro de la perversión.
Una muchedumbre portando antorchas se dirige hacia la "Casa Verde" la cual es totalmente arrasada por el fuego. La gente intenta lapidar a don Anselmo, pero terminan perdonándolo, cuando lo venemocionado abrazar a su hijita, rescatada de las llamas. La cólera popular se vuelve entonces contra el padre García, a quien desde entonces apodan como “el quemador”. De todos modos don Anselmo cae en la ruina; deja a la niña al cuidado de la lavandera Juana Baura (la misma que criara a la Antonia) y arrastra su miseria por tabernas, tocando su arpa en juergas noctámbulas. Pasan los años y la...
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