El Mojon Con Cara
La viudita hace tiempo dejo de mostrarse, conviene manifestar que no era acá entre nosotros, el ente horrorizante, pavoroso y fatal de otras partes. Temido, si, pero solo de parte masculina: la de los tunantes de mala fe y los que andan ala caza de deleites femeninos sin reparo de conciencia.
Dizque aparecía por allá y acá , siempre sola,, a paso ligero y sutil y no antes demedia noche. Vestía de negro riguroso, faldas larga s a la moda antigua, pero talle ajustado en el busto, como para que resaltasen las prominencias pectorales.
Llevaba en la cabeza un mantón cuyo embozo le cubría la frente y aquello que podían ser orejas y carrillos.
Nadie le vio jamás la cara. Cuando encontraba con varón de los comprendidos en su campo de acción, y el tal no resistía a sustácitos encantos, ella aceptaba que la acompañase y aun le permitía ciertas liberalidades tácticas. Pero si el apetente le buscaba el rostro en la oscuridad, se oponía al intento con rápidos movimientos de cabeza o extendiendo los pliegues del mantón.
Hubiera o no convenio de ir adelante, era ella y no el quien señalaba el rumbo, con solo dar dirección a los pasos. La despaciosa marcha concluíainvariablemente en las afueras de lo entonces poblado, y había parajes por los que, al parecer, tenía predilección: Las soledades del Tao, La Poza de las Antas y las riberas del río Nuevo.
Llevado allí al pecador y presunto conquistador, la viudita se revelaba en su verdadera esencia y actuaba según sus miras. . Nada de horrores, desde luego y nada de atrocidades fantasmales. Simplemente que elquídam, en estado de alucinación, creyendo ser introducido en edenes o bien acogedoras estancias, lo era en rincones precisamente contrarios, empujado por la viudita que seguidamente desaparecía sin dejar rastro.
Cuando ya en las vecindades del día, el malaventurado recuperaba el conocimiento, ahí estaba la punzante realidad. Lo que había visto como hermosa sala no era sino envedijada ramazonllena de espinas, si es que no matorral de pica – picas. Si sobre mullidos colchones habría creído acostarse, se encontraba tirado en un barrial y entre aguas no por cierto perfumadas.
¡Ah, condenada viudita!
Menos mal que aparte de la burla oprobiosa, ningún otro daño le había inferido.
“EL MOJON CON CARA”
Hasta mediados del siglo XVIII la calle hoy denominada Republiquetasera de las mas apartadas y menos concurridas del vecindario que había en esta ciudad. Las viviendas edificadas sobre ambas aceras no seguían una tras de de otra sino con la breve separación de solares vacíos separados de la vía publica por cercos de cuguchi o follaje de lavaplatos.
Hacia la primera cuadra y con frente a la acera norte de dicha calle, vivía una moza en la flor de la edad,bonita, graciosa y llena de todos los atractivos.
Su madre la mimaba y cuidaba más que a la niña de sus ojos, reservándola en mente para quien la mereciera por el lado de los bienes de fortuna, la buena posición y la edad del sereno juicio.
Pero sucedió que la niña puso los ojos y luego el corazón en un mozo que, aparte la buena estampa y los desenvueltos ademanes, nada mas tenía a la vista.Cuando la celosa mama se hubo dado cuenta del fulano rondaba a su joven viviente, redoblo la vigilancia sobre esta, a extremos de no dejarla salir un paso. Pero el galán resultó tan enamorado como paciente y tan firme como tenaz en conseguir el logro de sus ansiedades amorosas.
Desde por la mañana hasta por la noche, ahí se estaba en la esquina, plantado, a la espera de que la amada asomase alcorredor o siquiera a la puerta, para cambiar con ella algún tiroteo de miradas o recibir una dulce sonrisa.
Por aquellos felices tiempos del rey había en todas las esquinas recios troncos de cuchi, a ras de las aceras, para proteger las casas de los encontrones de un carretón o servir de señal para la línea de lo edificado. Se les daba corrientemente el nombre de mojones.
La mama de la chica,...
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