El monacato
Pero la verdadera tarea de incorporación de los inmigrantes "bárbaros" a la pars occidentis del imperio romano fue llevada a cabo por la Iglesia que, una vez convertidos los "paganos" se encontró frente a los "germanos" y, en este caso, al cristianizados, los romanizó, integrándolos. Una vez más esta laborfue anterior al reordenamiento político-institucional de la Cristiandad; y en este orden la analizaremos.
Así como cristianizar el imperio romano llevó tres siglos, la labor misional entre los bárbaros se desarrolló durante otro ocho,en los cuales los misioneros conocieron éxitos, pero también contratiempos y sinsabores, en la callada y paciente labor diaria en medio de estos nuevos pueblos,rudos pero sensibles. En esta labor cumplieron una tarea especial los monjes, especialmente los benedictinos.
¿Pero quiénes fueron, de dónde salieron, qué hicieron estos monjes''!' El monacato, como anticipáramos, apareció aproximadamente hacia el siglo IV, en el lejano Egipto, entre hombres que se retiraban al desierto a orar, como lo había hecho Jesús, pero pronto consideraron másapropiado formar verdaderas comunidades, con sus respectivas reglas. Esta costumbre oriental pasó al Occidente, donde la primera comunidad fue reglada por san Basilio. Pero el verdadero "padre" del monacato occidental fue Benito de Nursia, fundador del célebre monasterio de Monte Cassino (527). A él se debe la regla que normaba la vida de todos los monjes hasta casi el siglo XIII y que dividía la tareaentre la oración y el trabajo (ora et labora).
Sus seguidores, los monjes benedictinos, encontraron su misión en el avance de la Iglesia por obra del pontífice Gregario I "el magno". Éste fijó las directrices que señalaron el rumbo que debía seguirse en la tarea evangelizadora. Fundaron cantidad de monasterios que cumplirían un papel determinante en la evangelización de la nacienteCristiandad. Ellos fueron el arquetipo del horno viator, "el hombre en el camino, siempre en viaje por esta tierra hacia la eternidad.
Es de imaginar la sorpresa e impresión que estos hombres "de negro" -sacerdotes de la prestigiosa y triunfante Roma, plagados de cruces, pacifistas y dedicados a la oración- han de haber producido en la mentalidad de los primeros guerreros germanos. Una vezconvertidos sus caudillos -y primeramente sus mujeres- la evangelización adquirió matices muy particulares, porque en la mayoría de los casos el bautismo de las estirpes fue consecuencia del bautismo de sus jefes (rex), cuyo ejemplo más notable se advierte en Clodoveo, el caudillo de los francos.
Acostumbrados al sistema de fidelidad personal y al carisma del jefe (y su familia; estirpe), losguerreros siguieron la actitud adoptada por su caudillo y éste arrastraba al resto de los integrantes del pueblo para que continuaran la actitud religiosa emprendida por sus jefes naturales y solamente en pos de ellos se bautizaban e incorporaban a la Iglesia.
Como en siglos anteriores, bastante más difícil resultó la conversión de los campesinos (habitantes de los pagus o paganos). Su vidareligiosa no había cesado de alimentarse, en cuanto a lo esencial, de los viejos fondos de creencias ancestrales cuyas raíces penetraban muy hondo en el pasado, quizá hasta la época neolítica: culto a las fuerzas de la naturaleza, concretizado por fiestas y ritos tradicionales.
En realidad es con este fondo de creencias es con quien se enfrentaron los misioneros que encontramos en acción, enlas últimas décadas del siglo IV, cuando el movimiento de evangelización, centrado durante largo tiempo en las ciudades, pudo al fin atacar resueltamente la conversión del campo. El más conocido de estos misioneros es, en la Galia, san Martín, obispo de Tours (370-2-397)"14. Esta nueva evangelización implicó la necesidad de constituir iglesias fuera de las ciudades y un clero para atenderlas,...
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