El monje que vendio su ferrari
El monje que vendió su Ferrari
Una fábula sobre alcanzar nuestros sueños y cumplir nuestro destino
por Robin S. Sharma
RESUMEN EJECUTIVO
Esta es la historia de Julián Mantle, un prominente abogado que lo tenía todo en la vida (o al menos eso creía él). Pero, un día, tras un infarto que lo puso al borde de la muerte, Julián tomó la decisión de vender todas susposesiones materiales e irse a la India en busca de iluminación. Fue entonces cuando conoció a los Sabios de Sivana en una remota comunidad perdida en los Himalayas. Julián estudió junto a estos durante varios años y así consiguió lo que estaba buscando: las siete virtudes eternas de la vida esclarecida. Esta amena historia constituye una fuente de sabiduría práctica y espiritual que puede seraprovechada por cualquiera, y en especial, por gerentes y profesionales.
era que, Julián Mantle, el brillante abogado, había perdido, además, su pericia profesional. No se trataba sólo del ritmo de vida que había llevado, sino de lo que él mismo describía como un vacío espiritual. Ya no se sentía entusiasmado por su trabajo. Fue entonces cuando sucedió: Julián Mantle se desplomó en el tribunalfrente a la mirada atónita del juez y sus asistentes.
El visitante misterioso
El viejo Harding fue quien dio la noticia: “Julián ha decidido abandonar el bufete y renunciar al ejercicio de su profesión”. Esto sucedió hace unos años. La noticia me sorprendió sobremanera. Sabía que Julián tenía sus problemas, pero no esperaba algo así. Lo último que supe fue que se había ido a la India. Les dijo asus socios que deseaba simplificar su vida y conseguir respuestas. En esos tres años pasé de ser el asistente de Julián para convertirme en un hastiado y cínico abogado. Llevaba una vida intensa, pero debo admitir que, en mis momentos de tranquilidad, pensaba a menudo en Julián. Me preguntaba qué sería de él. La respuesta a esta pregunta llegó hace dos meses. Tras un día de arduo trabajo, miasistente entró en la oficina y me dijo que fuera me buscaba alguien con urgencia. Al principio me negué, pero tras la insistencia de mi asistente decidí recibir al extraño. Fue entonces cuando por la puerta entró un hombre risueño de unos 35 años. Era alto, delgado y musculoso, e irradiaba vitalidad y energía. El joven se quedó mirándome hasta que dijo: “¿Es así como tratas a tus visitas, John,incluso a quienes te enseñaron todo cuanto sabes?” - ¿Julián? ¿Eres tú? ¡No me lo puedo creer! La sonora carcajada del visitante confirmó mis sospechas. Ante mí tenía al añorado yogui de la India: Julián Mantle.
El despertar
A sus 53 años, Julián Mantle parecía un septuagenario. Era uno de los abogados procesales más prominentes del país. Sobre su escritorio tenía una frase enmarcada: “Estoyconvencido de que en este día somos dueños de nuestro destino, que la tarea que se nos ha impuesto no es superior a nuestras fuerzas; que sus acometidas no están por encima de lo que soy capaz de soportar. Mientras tengamos fe en nuestra causa y una indeclinable voluntad de vencer, la victoria estará a nuestro alcance”. Fiel a este lema, Julián era un hombre duro, dinámico y siempre dispuesto a trabajar18 horas diarias. Julián no sólo era bien conocido por sus éxitos profesionales, sino por sus trajes italianos de tres mil dólares que vestían su bien alimentado cuerpo, las salidas nocturnas a los mejores restaurantes de la ciudad con despampanantes modelos y sus excesos etílicos. Durante los primeros años, justificaba su dilatado horario afirmando que lo hacía “por el bien del escritoriojurídico”, y que tenía previsto tomarse un mes de descanso “el próximo invierno” para irse a las islas Caimán. Pero el tiempo pasaba y, a medida que se extendía su fama de abogado brillante, su cuota de trabajo, y sus éxitos, no dejaban de aumentar. Pero algo andaba mal. Nada era suficiente para Julián. Ya no se ocupaba de su esposa; su matrimonio finalmente fracasó. Los excesos lo habían dejado más...
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