el mundo de sofia
... me impongo n mi mismo una severa censura...
Pasaron unos días sin que Sofía recibiera más cartas del profesor
de filosofía. El jueves era 17 de mayo
[2]
, y también tenían libre el
18.
De camino a casa el 16 de mayo, Jorunn dijo de repente:
–¿Nos vamos de acampada?
Lo primero que pensó Sofía era que no podía ausentarse demasiado
tiempo de su casa.
Recapacitó.
–Por mívale.
Un par de horas más tarde Jorunn llegó a casa de Sofía con una
gran mochila. Sofía también había hecho la suya; y ella era la que
tenía la tienda de campaña. También se llevaron sacos de dormir y
ropa de abrigo, colchonetas y linternas, grandes termos con té y un
montón de cosas ricas para comer.
Cuando la madre de Sofía llegó a casa a las cinco, les dio una serie
de consejos sobre loque debían y no debían hacer. Además exigió
saber dónde iban a acampar.
Contestaron que pondrían la tienda en el Monte del Urogallo.
A lo mejor oirían cantar a los urogallos a la mañana siguiente.
Sofía tenía también una razón oculta para acampar justamente en
ese sitio. Si no se equivocaba, no había mucha distancia entre el
Monte del Urogallo y la Cabaña del Mayor. Había algo que leatraía de aquel sitio, pero no se atrevería a ir allí sola.
Tomaron el sendero que había junto a la verja de Sofía.Las dos
chicas hablaron de muchas cosas; para Sofía era un alivio poder
relajarse de todo lo que tenía que ver con la filosofía.
Antes de las ocho ya habían levantado la tienda en un claro junto al
Monte del Urogallo. Habían preparado sus lechos para la noche y
extendido los sacos dedormir. Cuando acabaron de devorar los
bocadillos, Sofía dijo:
–¿Has oído hablar de la Cabaña del Mayor?
–¿La Cabaña del Mayor?
–Hay una cabaña en este bosque... junto a un pequeño lago. Una
vez vivió allí un extraño mayor, por eso se llama “Cabaña del
Mayor”.
–¿Vive alguien allí ahora?
–¿Vamos a verlo?
–¿Pero dónde está?
Sofía señaló entre los árboles.
Jorunn estuvo un poco reacia alprincipio, pero al final se fueron
hacia allí. El sol ya estaba bajo en el horizonte.
Primero se metieron entre los grandes pinos, luego tuvieron que
abrirse camino entre matorrales y maleza. Finalmente llegaron a un
sendero. ¿Sería el mismo sendero que Sofía había seguido el
domingo por la mañana?
Pues sí, pronto vio brillar algo entre los árboles a la derecha del
sendero.
–Está allídentro –dijo
Un poco más tarde se encontraban delante del pequeño lago. Sofía
miraba hacia la cabaña. Estaba cerrada con postigos en las
ventanas. La cabaña roja tenía un aspecto de abandono total.
Jorunn miró a su alrededor.
–¿Vamos a tener que andar sobre el agua? –preguntó.
–Qué va, vamos a remar.
Sofía señaló el cañaveral. Allí estaba la barca, exactamente donde
la otra vez.
–¿Has estadoaquí antes?
Sofía negó con la cabeza. Sería demasiado complicado contarle a
su amiga lo de la visita anterior. ¿Cómo podría hacerlo sin tener
que hablar de Alberto Knox y del curso de filosofía?
Cruzaron a remo mientras se reían y bromeaban. Sofía tuvo mucho
cuidado en subir bien la barca a la otra orilla. Pronto estuvieron
delante de la puerta. Jorunn tiró del picaporte. Era evidente que nohabía nadie dentro.
–Cerrado. ¿No pensarías que iba a estar abierta?
–A lo mejor encontramos una llave –dijo Sofía.
Empezó a buscar entre las piedras de los cimientos de la casa.
–Bah, volvamos a la tienda –dijo Jorunn al cabo de unos minutos.
Pero Sofía exclamó:
–¡La encontré! ¡La encontré!
Mostró triunfante una llave. La metió en la cerradura y la puerta se
abrió.
Las dos amigasentraron a hurtadillas, como se hace cuando uno se
aproxima a algo prohibido. Por dentro, la casa estaba fría y oscura.
–Pero si no se ve nada –dijo Jorunn.
Pero Sofía había pensado en todo. Sacó una caja de cerillas del
bolsillo y encendió una. Les dio tiempo a ver que la cabaña estaba
totalmente vacía antes de que la cerilla se consumiera. Sofía
encendió otra y descubrió una pequeña vela en...
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