el nabo gigante
Cuento popular de la antigua Rusia
Paseaba el anciano señor Dimitroff por su huerta, mirando las flores y hortalizas que allí crecían, cuando vio el nabo...
- ¡Rápido, venaquí! - llamó a su mujer -. Lo planté ayer y mira, casi se le ve crecer.
- No me gusta - susurró ella. Esto no es normal... me parece muy extraño.
El señor Dimitroff acarició el nabo y dijo:
- Ya nocrezcas más por hoy... Mañana vendré a verte.
A la mañana siguiente, muy temprano, se despertaron y vieron cómo la luz del sol ondulaba a través de la ventana del dormitorio. Tenía un hermoso colorverde pálido. El señor Dimitroff se dirigió descalzo a la ventana.
- ¡Dios mío! - dijo. ¡Santo cielo!
Su mujer fue a ver lo que estaba mirando. Iba de puntillas, pues el suelo estaba muy frío.
-¡Es el nabo! - gritó. Ya sabía yo que algo iba mal apenas lo vi.
Bajaron al huerto a echarle una ojeada. El nabo era enorme. Se cayeron de espaldas al intentar ver la parte alta y allí sequedaron sentados, mirándolo fijamente.
- ¿Qué vamos a hacer? - dijo gimiendo la señora Dimitroff.
- ¡Comerlo! - dijo su marido. Y fue a buscar una escalera y una sierra para cortarlo.
Y subió y subió,mientras su mujer le sujetaba la escalera. Una vez arriba, empezó a trabajar serrando los tallos de las hojas. Éstas, al caer, cubrieron por completo a la señora Dimitroff, lo cual no le agradó enabsoluto.
Después de que el señor Dimitroff la hubo rescatado, se llevaron todas las hojas arrastrándolas. Ató entonces un extremo de una soga a los tallos de las hojas que quedaban en el nabo, y rodeócon el otro su cintura.
- Ahora, querida - dijo - tú empuja el nabo por aquel lado y yo tiro de él desde éste..., pronto lo podremos sacar.
Pero el nabo no se movía.
- Será mejor que tiremoslos dos - dijo su mujer.
Así fue que tiraron y tiraron, pero tampoco esta vez se movió el nabo.
Unos niños que volvían a casa al acabar la clase en el colegio se pararon a mirar.
- ¡Eh,...
Regístrate para leer el documento completo.