el niño
Flora DavisEn sus estudios sobre animales, los etólogos han desarrollado técnicas de campo queles permiten observar y registrar el comportamiento de manera muyobjetiva ydetallada, sin nociones preconcebidas. El etólogo se interna en el ambiente salvaje delos animales y espera hasta que éstos lo aceptan como parte de su hábitat; luegoempieza a anotar secuenciasde comportamiento, observando qué precede a cada,uno de los actos y cuáles son sus consecuencias. Sobre el terreno mismo o tal vezmás tarde, mediante el análisis por computadoras, se extraerán losesquemas de esassecuencias, describiendo, por ejemplo, todos los elementos que intervienen en unataque: la postura, la expresión facial, el comportamiento ocular, los efectos de sonido,etc.Una vez queel esquema ha sido identificado y señalado a un observador, las accionesaparentemente caprichosas de los animales adquieren un significado nuevo para él;literalmente, las ve de otra manera.Para losexpertos en ecología
humana,
los niños de jardín de infancia constituyenexcelentes sujetos de observación, porque son mucho más atractivos y desinhibidosque los adultos. Juegan juntos, formanpequeñas bandas, se atacan entre ellos yluego se baten en retirada; y en todo momento se comunican sobre todo por medio deexpresiones faciales y ademanes, rara vez recurriendo a, las palabras.N. G. BluntonJones observó que algunas expresiones faciales de los niños sonnotablemente parecidas a las de otro» primates. La expresión de ataque con la miradafija, el ceño fruncido y tenso y las cejas bajas, esmuy similar en el niño y en el mono, yla sonrisa de juego del niño
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con la boca abierta pero sin mostrar los dientes
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también se asemeja a la «sonrisa» de juego de otros primatesjóvenes. Señaló queentre los seres humanos de tres a cinco años no parece existir un verdaderoequivalente a la jerarquía de dominio de los primates, aunque puede ser que haya algosemejante entre niños...
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