El Nino Sin Nombre

EL NIÑO SIN NOMBRE
David Pelzer
Nació el 29 de diciembre de 1960
(Una historia de la vida real)

En los años de ser maltratado, mi familia era “La tribu de los Brady” de los 70. Mis hermanos y yo teníamos la suerte de tener unos padres perfectos. Nuestros mismos caprichos eran satisfechos con amor y afecto.
Vivíamos en una modesta casa de dos dormitorios en Dally City, en lo que seconsideraba un buen barrio.
Recuerdo como me asomaba al mirador, en los días claros, para observar las torres de color naranja brillante del Golden Gate y los hermosos edificios de San Francisco recortados contra el cielo.
Mi padre William mantenía a su familia trabajando de bombero en el centro de San Francisco, me sentía especial cuando me llamaba “tigre” mi madre Catalina se ocupaba de atendernos anosotros y era una mujer que rebozaba de amor por sus hijos.
Mi madre era una auténtica maniática de la limpieza, mi mamá nos enseñó a mantener limpias nuestras habitaciones. Fuera de la casa limpiaba con esmero un pequeño jardín que era la envidia del vecindario. Todo lo que tocaba mamá se convertía en oro. No concebía que las cosas se hicieran a medias. Nos decía que siempre debíamos hacerlo lomejor posible todo lo que intentáramos.
Y como premio, en navidad, antes de amanecer, mamá entraba silenciosamente en nuestra habitación y nos despertaba susurrando ¡Ha venido Papá Noel! (Santa Clos).
Todos los días parecían mágicos, pues mis padres nos daban todo el amor y el cariño a nosotros.
Pero las cosas cambian, no sé por qué. La relación con mamá cambió de modo drástico, pasando de ladisciplina a los castigos controlados. A veces eran tan duros que carecía de fuerzas para escaparme a rastras, aunque eso implicara seguir con vida.
Era probable qué, cuando era muy pequeño mi voz se oyera más que otras. También tenía la desgracia de que siempre me pescaban haciendo algo malo, aunque mis hermanos y yo cometiéramos el mismo delito. Al principio me enviaban a un rincón deldormitorio. Por aquel entonces, mamá ya me daba mucho miedo. Mucho miedo. Nunca le pedía que me dejara salir. Me sentaba y esperaba a que uno de mis hermanos entrara a la habitación y le pedía que preguntara que si David podía salir e ir a jugar.
En esa época, la conducta de mamá comenzó a cambiar radicalmente. A veces, mientras papá estaba trabajando, se la pasaba todo el día tumbado en el sofá, en bata,viendo la televisión. Sólo se levantaba para ir al lavabo, para servirse otra copa o para calentar comida que sobraba. Cuando nos gritaba su voz pasaba de ser la de una madre cariñosa a la de una malvada bruja. Poco tiempo después, el sonido de su voz comenzó a producirme escalofríos. Hasta cuando chillaba alguno de mis hermanos, corría a esconderme en nuestro cuarto, con la esperanza de quevolviera al sofá, a su bebido y a su programa de televisión.
Pronto pude precisar qué día me esperaba por la forma en que se vestía, suspiraba aliviado cuando la veía salir de su dormitorio con un vestido bonito y maquillada. En esos días siempre salía con una sonrisa.
Cuando mamá decidió que “el tratamiento del rincón”, al principio, era un tipo de castigo sin previo aviso. Mamá se limitaba aagarrarme y a pegarme la cara en el espejo y a restregármela, llena de lágrimas, por su superficie resbaladiza. Después me ordenaba que repitiera sin descanso: ¡Soy malo, soy malo, soy malo! Luego que me obligaba a quedarme frente al espejo y a mirarme en él. Permanecía allí con los brazos pegados al cuerpo balanceándome y temiendo el momento en que pusiera la segunda tanda de anuncios en latelevisión. Sabía que mamá vendría a ver si seguía teniendo la cara sobre el espejo y decirme que era un niño horrible. Cuando mis hermanos entraban a la habitación mientras me hallaban frente al espejo, me miraban, se encogían de hombros y seguían jugando, como si no estuviera yo allí. Al principio me daban envidia, pero pronto me di cuenta de que lo único que intentaban era salvar el pellejo.
Cuando...