El no

Si hay una palabra que nunca me ha gustado en toda mi vida es la palabra NO. Y es que la sensación de cuando algo te es negado es endiabladamente molesta al punto de dejarme cada día mas pelón.Todo comienza cuando se es niño, cuando se pedía un simple dulce, un caramelo, un chicle , una nieve; salir del jardín de niños o de la escuela primaria y no ver recompensado el esfuerzo de ese día conuna simple golosina, provocaba que todo se fuera al caño. Claro, hablo en lo personal, y de alguna manera estaba consciente que no todos los días a iba pasar, pero cuando el deseo o el antojo estabaahí, ¿por que no satisfacerlo?

Todos en contra del no!

Irónicamente no quiero comenzar a sonar como psicólogo, no lo soy y respeto mucho a los que si se dedican a esta profesión, pero en el tonoen que veo a la vida, que es un tono para muchos desenfadado, simple, en el que donde siempre he creído que las cosas van a salir bien, siempre y cuando se hayan hecho correctamente; no veo razón,motivo o circunstancia para negarse a un gusto o una atracción.

Esto continua en la adolescencia, cuando los padres se vuelven en nuestros peores enemigos, aquellos seres que creemos nos privan lafelicidad al negarnos los permisos que queremos para irnos de fiesta con "aquellos amigotes, parranderos y desobligados que tienes". He de presumir, que afortunadamente mis amigos están del otro lado dela moneda y no son del concepto que he compartido y que muchos padres tienen. Pero preguntas como: "¿Puedo ir al viaje con ellos?"; ¿Me dejan llegar un poco más tarde?" "¿Me darías "equis" pesosmas?" son tan recurrentes en la adolescencia como ver pasar autos por las calles de una gran ciudad, y dar como respuesta a estas cuestiones con un "NO" provoca el mismo efecto de estrés en los jóvenesque en los conductores al verse parados en un embotellamiento a las 7 pm de un viernes. Ok, soy una persona consciente, la vida me dijo que los padres tienen su razon para dichas negativas, pero...