El nombre de la Rosa
EL NOMBRE DE LA ROSA O DEL MUNDO DE ADSO DE MELK
Manuel González Sánchez
INTRODUCCION
En la semioscuridad de la Edad media.
LaLa Iglesia y su jerarquía, compuesta por Cardenales, Obispos, Abades y Abadesas, frailes y sacerdotes seculares, eran los dueños de la mayoría de los bienes materiales y también deldestino de las almas en la Edad Media. La sociedad medieval dependía de las intenciones, deseos y fundamentos teológicos de la Iglesia. Así, la moral, la filosofía, las artes, la ciencia y la incipiente política no estaban ajenas a su influencia. Fue en esta época cuando se hizo mayor hincapié en la concepción dualista de cuerpo y alma como dos entidades distintas que viviendo en un solo cuerpo teníanuna existencia de contradicciones, oponiéndose el uno (el espíritu, el alma) al otro (el cuerpo). Esta visión filosófica y teológica tendrá como consecuencia que lo carnal, in situ en lo mundano, era algo negativo, pecaminoso y opuesto a la gracia divina, a la cual sólo se tenía acceso después de la muerte. La concepción teocéntrica del hombre y de la sociedad imperante no era un acicate para eldesarrollo pleno de la humanidad. Es decir, el hombre era concebido como un ser creado a imagen y semejanza de Dios y debía obedecer a los designios de ese Dios lejano, intangible y que sólo “conocían” los teólogos oficiales de la Iglesia y aquellos que habían tenido la “gracia” de acceder a un conocimiento precario de la teología y de la filosofía oficial (léase eclesiástica). Verdad teológicaabsoluta, así lo expresaba la Biblia y porque era una verdad revelada por Dios. El hombre no era considerado como un ser libre y pensante. Tenía que “construir” su vida según los preceptos de la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana. Quien se alejara de la doctrina oficial, debía hacer frente a la Santa Inquisición, institución que se había creado para “calmar” las almas díscolas que noacataban la “verdad revelada”. Estos hombres rebeldes eran castigados de diversas formas: exilio, tortura, ser quemado vivo en alguna plaza pública para que sirviera de escarmiento, sepultado en vida en alguna mazmorra de algún castillo feudal o de un monasterio elegido por la Inquisición. A los no creyentes se les acusaba de apostatas, de no aceptar esa “verdad revelada” que les otorgaba el derechodivino de regir el destino de los hombres en esa sociedad-ciudad-estado regulada por dudosas normas morales. Todo aquel que intentaba escudriñar el universo con el fin de explicar-se y explicar racionalmente a los demás cómo funcionaba el cosmos, la existencia misma del hombre en sus distintos niveles experienciales, la Inquisición, inmediatamente se hacía responsable de reeducarlo para que abdicarade su actitud contumaz, amén de excomulgarlo o hacerlo desaparecer.
La breve visión anterior es un pequeño reflejo del oscurantismo que se vivió en la edad media, liderado por la Iglesia Católica. Pero se vislumbraba un cambio importante en la concepción del cosmos, del universo, de la sociedad y del hombre, ya que las formas de comunicación empezaban a cambiar rápidamente. Las puertas de un“nuevo mundo” se abrían. Un mundo que traía nuevas riquezas naturales para explotar; un nuevo mundo que conocer. Un nuevo mundo que no estaba considerado en los parámetros teológicos de la Iglesia. Se avizoraba un hombre con un nuevo pensamiento. Atrás quedarían las tenebrosas cárceles de la Inquisición, la esclavitud del pensamiento. El oscurantismo iniciaba su retirada para dar paso a la luz de larazón. Se anunciaba, también, una nueva Iglesia.
Muchos hombres esperaban y anhelaban una nueva luz, una nueva posibilidad para el desarrollo del pensamiento y, por ende, una nueva vida para la humanidad. Spero lucem pos tenebras: Espero la luz después de las tinieblas1.
En “El Nombre de la Rosa” (Jean Jacques Annaud), se presenta un testimonio del inicio de esa luz que iluminaría el camino a...
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