El odio
Publicado el febrero 27, 2008 por 39escalones Estándar
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“Un tipo se tira por la ventana desde un piso cincuenta. Mientra va cayendo piensa: de momento, todo va bien, de momento, todo va bien… Lo importante no es cuánto tiempo estás cayendo, sino cómo aterrizas.”
(…)
- En la escuela me enseñaron que elodio engendra odio.
- Yo no fui a la escuela. Soy de la calle, y en la calle te enseñan que si pones la otra mejilla te dan por el culo.
Son fragmentos del guión de La haine, dirigida en 1994 por el actor y director francés Mathieu Kassovitz (recordado joven romántico en Amelie o sacerdote contestatario ante la tibieza vaticana frente al nazismo en Amén, de Costa Gavras, o director de Los ríosde color púrpura, exitoso thriller francés). Esta película rodada en un espléndido blanco y negro, de ritmo trepidante y de un guión que roza la perfección fue su sorprendente debut (premio a la mejor dirección en Cannes), y a diferencia de lo que podía esperarse vista su carrera como actor deslumbró con esta demoledora crítica de la sociedad francesa de finales de siglo XX.
La película cuenta24 horas de la vida de tres jóvenes, Vinz (fenomenal, impresionante Vincent Cassel), Saïd (Saïd Taghmaoui) y Hubert (Hubert Kounde; nótese la conservación de sus nombres auténticos para la caracterización de los personajes), que malviven en el parisino suburbio de Les Muguets trapicheando, deambulando por ahí, sin trabajo, sin estudios y sin futuro más allá del día a día. Pero hoy es distinto,porque los suburbios marginales de la Ciudad de la Luz, que aparece hermosa y refulgente en las postales para turistas y reparte imágenes de glamour (sea lo que sea que quiera decir eso) y placeres sibaritas por todo el mundo, amanecen tomados al asalto por la policía, prácticamente en estado de sitio. La razón no es otra que el agitado y violento combate nocturno que las fuerzas de seguridad hanlibrado contra un ejército de jóvenes de esos barrios tras la paliza que Abdel Ichah, de sólo 16 años, ha recibido en una comisaría de policía y que le ha ocasionado heridas que lo tienen a las puertas de la muerte, repitiendo la vieja ecuación “brutalidad policial = revuelta cada vez más violenta”, un siniestro bucle que de vez en cuando, desde la lejana fecha de los sesenta, sacude la vida nocturnade París y otras ciudades de Francia y extiende en el tiempo un cúmulo de desgracias anónimas, con policías mutilados o impedidos, jóvenes muertos por disparos, y una solución que no llega y que nadie pretende que llegue para un problema sepultado bajo la alfombra de la hipocresía.
El retrato de las andanzas de estos tres jóvenes por la geografía que habitan es impresionante: los bloquesgraníticos hechos con molde, los descampados, las azoteas, los parques solitarios y sombríos, las plazas de juegos infantiles abandonadas, tomadas por los camellos y traficantes, por los vendedores ilegales, por todo aquel que tiene algo que ofrecer a cambio de unos francos o de género para revender, túneles subterráneos llenos de graffitis, paradas de metro cerradas de madrugada, vehículos policialeshaciendo la ronda, y entre todo ese paisaje, grupos de jóvenes que pretenden sobrevivir como pueden en un ambiente hostil, donde el amigo puede convertirse en enemigo en apenas unos minutos, donde el lenguaje es un ladrido permanente, donde no llegan las ayudas sociales, las ofertas de empleo, la inserción social. Son Los olvidados del próximo siglo XXI, los marginados para los que las reglas de lamoral burguesa, lo bueno y lo malo, lo bonito y lo feo, no significan nada, no cuentan cuando de luchar por la supervivencia diaria se trata. La frustración, el rencor, la imposibilidad de abrirse un camino, la lucha estéril por lograr algo que les está vedado es el criadero del odio. El brazo secular de esa acomodaticia sociedad que les niega lo que a otros regala será el objetivo máximo de...
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