el olor de la guayaba

Páginas: 10 (2486 palabras) Publicado: 20 de mayo de 2014
El Misterio Inicial de mi Vida
Por Miguel de Unamuno
El autor de Niebla guardó siempre silencio sobre su padre. Una reciente investigación dio con el fragmento de carácter autobiográfico que se publica a continuación. De acuerdo con él, Félix de Unamuno se habría suicidado, y esta página sería el desgarrador testimonio de esa tragedia.
Miguel de Unamuno tenía seis años cuando murió su padre.Apenas escribió sobre él; no lo recordaba. Sin embargo, en Niebla, en Victoria y en Una mujer recreó el dramático suicidio de un padre. En este texto inédito ?que se encuentra en la Casa?Museo Unamuno? sobreviene de nuevo la misma tragedia. Tal vez sea un relato "nivolesco". Más probablemente se trata del desahogo autobiográfico del narrador, poeta y ensayista que descubre el "horizonte de mihistoria íntima" del que "arranca mi conciencia ". Sin duda, la pieza clave para esclarecer "el misterio inicial de mi vida ", golpeada por el suicidio del padre.
NUNCA lograré olvidar, ni aunque lo quisiera, lo que podría llamar con toda propiedad el horizonte terrestre de mi historia íntima, de la biografía de mi alma. Todo lo anterior a este recuerdo, todo lo de más allá de él, es para mí comoun remoto velaje que allende ese horizonte forma el fondo insondable, infinito, de mi vida pasada. De este recuerdo arranca mi conciencia y hasta me atrevo a decir que toda la vida de mi espíritu no ha sido más que un desarrollo de él. De mi padre no me acuerdo sino con relación a este suceso inicial de mis confesiones; mi padre no es para mí más que el actor de ese suceso. Que fue, sin duda, eldesenlace, el término de una tragedia, pero que para mí no es más que el arranque de otra. Ni luego me atreví nunca, por lo que diré, a inquirir de mi madre el sentido de aquella terrible escena.
Era a la caída de la tarde, lo recuerdo como si fuese hoy, y yo me hallaba con mi madre, en el comedor de casa, ella contemplando la puesta del sol y yo dibujando monos en una pizarra. Mi padre encerradoen su gabinete trabajaba como de costumbre. Y su trabajo era escribir, nunca he podido luego saber qué y para qué. Creo recordar que al levantar la vista de mis dibujos vi como dos perlas rojas en los ojos de mi madre, que eran los arreboles del ocaso -el sol se acostaba desangrándose como en una mortaja en las nubes que ceñían a la lejana sierra? reflejados en sendas lágrimas vergonzosas yfurtivas. De pronto, mi madre sacudió la cabeza -aún me parece ver la palpitación de su rubia cabellera sobre el celaje del ocaso- y exclamó con voz como de agonizante: "¿Qué? ¿Qué es?" Había sonado un tiro en el gabinete. Se levantó mi madre, fue a la puerta del gabinete y la halló cerrada con llave por dentro. Entonces empezó a sacudirla y golpearla llamando con voz rebosante de congoja: ¡Pedro!¡Pedro! ¡Pedro!" A sus voces acudió el viejo criado y, aunque aterrados, con sus voces quebraron el silencio que nos llegaba del gabinete, empezaron mi madre y él a sacudir la puerta hasta que ésta cedió. Precipitáronse dentro y yo me aventuré tras ellos. Mi padre yacía en su sillón, blanco y rojo, blanco de cera el rostro y enrojecido por un corrillo de sangre que le brotaba de la sien. En el suelo unapistola. Sobre la mesa de trabajo, el escritorio, un pliegue que se apresuró a recoger y guardar mi madre. La que al ver aquello luego de murmurar para sí: "¡Era de temer!", se embozó en un terrible silencio. Lo primero. que hizo fue buscarme con los ojos, no ya sólo enjutos de lágrimas sino secos y opacos, y en cuanto me vio me tomó de la mano, me llevó a lo que había sido mi padre, me dijo:"Bésale por última vez" y me sacó del gabinete. Y recuerdo que al besarle fue mi mayor cuidado que no me manchara aquel hilo de sangre y que sentí en los labios una frialdad que nunca se me ha ido de ellos del todo después. No vi en todo el día siguiente a mi madre, pues me dejaron con las criadas. Pero al otro, apenas me levanté de la cama, me cogió ella, me apechugó, me apretó tanto que casi me...
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