el origen del estado polaco

P. URBANCZYK : Identidades cristianas e identidades eslavas en el período de transición hacia la formación del estado polaco

Las (escasísimas) fuentes escritas y los (más bien magros) resultados de las excavaciones arqueológicas no nos permiten –afirma el autor– construir con ningún tipo de certeza un mapa de las “identidades suprarregionales” en el territorio polaco pre-piasta. Las fuentesescritas anteriores al año 1000 se reducen a un par de líneas en Thietmar, al “Geógrafo Bávaro”, a ibn-Yaqub, a una lista de cuatro nombres en la crónica de “Gallus Anonymus”, y a la mención en Widukind de un nombre totalmente críptico.
Urbanczyk dedica varias páginas a las polémicas historiográficas, a la “invención” de etnónimos por historiadores interesados en una determinada construccióndel período pre-estatal, y también a la terminología –ya sea arqueológica, historiográfica o antropológica– utilizada para definir “tribus”, “culturas” o “regiones” que coincidan con determinadas manifestaciones de identidades grupales .
El “Geógrafo Bávaro” nos proporciona poco más que una lista geógrafica de etnónimos, probablemente creaciones artificiales. Aunque ni ésta ni otras fuentes nospermiten identificar esos “etnónimos” con una región determinada, el “Geógrafo…” nos provee una serie de nombres para una extensa región al E del Oder y al N de las montañas de los Sudetes, nombres que probablemente le fuesen trasmitidos por mercaderes, y que constituían prácticamente toda la información disponible en la corte carolingia respecto de esa región. Para el área fronteriza con elterritorio franco –es decir, entre el Elba y el Oder– existe, naturalmente, mucho más información, aunque el estado actual de nuestros conocimientos no nos permite extrapolarla para entender la situación contemporánea más hacia el E.
En referencia a los “polabos”, el “Geógrafo…” habla de regiones (singular regio), en cada una de las cuales existe un número mayor o menor de civitates, es decir, centrosfortificados, que pueden tener una función político-militar, o bien simbólico-religiosa, pero que en cualquier caso son el signo visible de la existencia de una comunidad estratificada, con una identidad supra-local. Desde cada una de estas civitates los primores rigen la vida de la comunidad, la cual en caso de guerra puede designar a un “príncipe” (rex) con funciones meramente militares yrevocables.
Como vimos, es difícil, con la (escasa) información arqueológica disponible (y la prácticamente nula información provista por las fuentes) extrapolar esta situación al E del Oder. Por otra parte, el bien conocido ejemplo de la confederación de los liutizos nos muestra como estos grandes “centros” pueden tener una función de cohesión y unificación –en torno a dicho centro– de la comunidadregional/suprarregional, a través de un poder simbólico antes que militar. Pero, una vez más, la arqueología no ha descubierto, al E del Oder, nada parecido a Rethra (o a Arkona). Una mención en Thietmar (respecto de Silesia) hizo pensar en un centro de poder simbólico relacionado con una montaña sagrada antes que con un gran templo como Riedegost/Rethra, pero tampoco en este caso ha sido posibleidentificar con seguridad un centro cultual de este tipo para el área correspondiente a la Polonia actual.
Para principios del siglo X la (escasa) información existente para Polonia sigue siendo prácticamente la misma. Cuando en la década de 960 emerge Mieszko I como el líder indiscutido de un nuevo poder militar en el E, es como si la dinastía Piasta en el centro del nuevo estado hubiera surgidoex nihilo. Las fuentes escritas guardan un silencio total sobre el proceso de concentración de poder político-militar que se estaba produciendo al E del Oder a partir del segundo cuarto del siglo X. Las excavaciones arqueológicas, sin embargo, nos muestran bastante bien la situación, con la multiplicación de centros fortificados en el área-núcleo –en tono a Gniezno– de donde proviene la...