El oro y los hermanos
Dondequiera que hubiese personas recargadas de trabajo, enfermos, viudas o huérfanos, allí se dirigíanlos dos, para prestar ayuda, sin aceptar pago alguno por sus desvelos.
Así pasaban las semanas, cada cual por su lado; y sólo se reunían los sábados por la noche en su vivienda. Los domingosrezaban a Dios y charlaban entre sí. Y el ángel del Señor bajaba del cielo para bendecirlos.
Un lunes en que los hermanos acababan de separarse y cada cual se iba por su lado, para hacerse cargo de susrespectivos trabajos, el mayor, Afanasi, sintió pena de dejar a su querido hermano Yoan. Se detuvo y miró hacia atrás. Yoan caminaba con la cabeza inclinada. Pero de pronto se paró como si hubiesevisto algo que le llamase la atención. Se quedó mirando un punto, con la mano puesta en los ojos, a modo de visera. Después se acercó al lugar que estaba mirando, dio un salto, echó a correr montañaabajo y subió a la otra vertiente. Huyó muy lejos del sitio en que parecía haberse encontrado con una fiera que quería atacarle.
Muy sorprendido, Afanasi volvió sobre sus pasos para averiguar qué eralo que había asustado a su hermano. A medida que se acercaba, distinguió algo que resplandecía al sol. Y, cuando estuvo cerca, vio un montón de oro sobre la hierba...
Afanasi se asombró tanto deloro como de la huida de su hermano."
¿De qué se habrá asustado? ¿Por qué habrá echado a correr?", se preguntó. "No hay pecado en el oro. El pecado reside en el hombre. El oro puede causar el mal,pero asimismo puede servir para hacer el bien. ¡Cuántos huérfanos y viudas podrían alimentarse con este oro! ¡Cuántos desnudos podrían vestirse! ¡A cuántos desvalidos y enfermos podría aliviar!...
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