Había una vez un oso, un osito con la piel de lana color azul celeste, que vivía con un niño rubio, muy blanco, de pupilas muy verdes y sonrisa clara, tan clara, que parecía un hilito de agua ahondando pocitos sobre sus mejillas. Una día, cuando los luceros del alba comenzaban a parpadear entre las sombras, el niño aquel cerró los ojos y se fue de viaje. No sabía el osito a dónde ni por qué; loque sabía era que había quedado solo, inmensamente solo. Ya nadie lo alzaba de la pequeña mecedora en donde la señora le sentó cuando el niño partió. Nadie le daba apretujones, ni besos, ni abrazos, ni lo bajaba al patio a jugar con los chicos del vecindario, ni salía de paseo en el carrito de madera en el cual solía su amito dar unas vueltas por el parque. Permanecía el día entero allí sentado enel mismo sitio, inmóvil, hastiado, mirando siempre las mismas cosas, sin aire, sin sol, sin la risa ni el juego de los rapaces que fueron durante un tiempo sus compañeros de retozo. Una noche en que entró la luna a pintar de blanco todas las cosas de la alcoba, halló al osito despierto y cabizbajo con los ojos redondos cuajados de lágrimas de vidrio y el corazón colmado de una tristeza de aserrín.Se sorprendió el astro que siempre lo había visto dormido o tranquilo y mientras se ocupaba en platinarle el pelo le preguntó qué le ocurría. El osito le contó su cuita. Fue tanto lo que dijo y tanto habló de sus pesares, que la luna tuvo que guiñar los ojos para que el llanto no apagara la luz de su cara. ? Si fueras un niño, un día u otro te reunirías con él... ? Pero no soy un niño. Y eraverdad; era sólo un osito de tela con lana rizada color azul celeste y el cuerpo relleno de virutas de aserrín. ? Si fueras un hada podrías convertirme... ?replicó el osito un poco molesto por no ser humano; y la luna llena, que tampoco quería parecer a menos, le contestó enseguida. ? Yo soy el Hada de la Luz Nocturna y aunque no puedo convertirte en ser de carne y hueso, sé de una manera como podríasllegar hasta donde está el niño... No, no puedo decírtela, ?agregó apresuradamente al notar que el osito estaba pronto a preguntarle?, si te la dijera, la gente y muchos hombres de la tierra, querrían imitarte... Más ese osito adujo que ningún hombre iba a saberlo. Él guardaría el secreto en lo más íntimo del alma y cuando ya se hubiera ido, nadie sabría ni a nadie le importaría por qué ni cómohabía salido del dormitorio. Le repitió llorando sus desventuras y la luna, que era un tanto romántica y el infortunio de los otros le conmovía hondamente, terminó por decirle: ? Cuando yo me haya ido, crecerá la sombra por el firmamento; yo volveré entonces con mi hoz dorada para segar esas tinieblas y me iré convirtiendo en una barca de oro que bogará por el espacio toda la noche. Espera ese díay embárcate en mi esquife. Te llevaré alto, muy alto, cada vez más alto y después lejos, muy lejos, cada vez más lejos hasta que llegue la alborada. Entonces, por la primera rendijita de sol que abra una herida en el horizonte, cuélate al cielo y allí entre muchos otros, encontrarás al niño. El osito le hizo notar la dificultad de subir a bordo de la barca de oro porque estaría muy alta. ? Yo tealzaré con un rayito de luz y te subiré hasta ella. Y así convenido, el osito de felpa le dio las gracias muchas veces y terminado el plenilunio se fue también la luna. Todo se volvió negro como un gran cofre de azabache; y el osito comenzó a contar los días que pasaban. Pero es el caso que como no sabía mucho de números, perdió la cuenta; mientras más se esforzaba por hacer un cálculo aproximadodel tiempo transcurrido, más se ofuscaba y su angustia crecía en miedo de que llegara el día esperado y no viera en el cielo la barca de oro de la luna. En su afán le parecía que el tiempo no corría o había corrido demasiado y principió a desesperarse y a interrogar a todos los objetos del cuarto. Era el caso que allá en la medianoche, cuando la oscuridad hechizaba el lugar y el Hada Silencio con...
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