El pais de 4 pisos
Como en los años treinta, considerado un momento de crisis en todos los órdenes, los ensayistas se animaron a elaborarun diagnóstico. En los ochenta la crítica literaria y la historiografía establecieron los parámetros generales de la discusión. Los fundamentos radicaban en la crítica dura del esencialismo y lareconsideración de la nacionalidad como una construcción social y un artefacto.
La figura de Antonio S. Pedreira, el pensador por antonomasia de la generación del treinta, fue uno de los lugares comunesdel debate. Después de todo Insularismo, publicado en 1934, se había constituido al amparo del populismo en uno de los manuales instructivos para ser un “buen puertorriqueño.” El populismo convirtióa Pedreira en algo así como el Teodoro Moscoso del imaginario nacional puertorriqueño. Su fachada de augur y profeta de una fórmula de la convivencia entre el pasado hispano y el presente sajón haresultado de un valor incalculable para el centro político y cultural en Puerto Rico. No creo que sea necesario aclarar que tanto Pedreira como Moscoso debían mucho a la tradición de las llamadas...
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