El paisaje en la poesía de antonio machado

El Paisaje en la poesía de
Antonio Machado

La descripción del paisaje –paisaje real, verdaderamente obesrvado, nos dirá Sánchez Barbudo- como medio de expresión de un estado del alma, o en relación con un estado del alma, no es algo exclusivo de Machado; pero aparece en su poesía tan pronto, o antes que en la de su generación. El “descubrimiento” de Castilla, la apreciación de la belleza delpaisaje castellano es algo propio de los hombres del 98. Mezclan a la visión estética del campo castellano sentimientos sobre el pasado, presente y provenir de España.
En nuestro poeta, la visión “noventaiochista” no aparece hasta 1910.

Nacionalización del paisaje
Azorín, coetáneo de Machado, plantea que, ante todo, habría que hacer una distinción fundamental; distinción entre el paisajegenérico, indeterminado y el paisaje concreto, relativo a determinada región geográfica. ¿Cómo han visto el paisaje español los poetas españoles? ¿Cuándo se ha operado en España y en la poesía la nacionalización del paisaje? Abramos el más antiguo monumento de nuestra literatura: el Poema del Cid. Azorín sostiene que debió ser escrito por un poeta del centro de Castilla, un poeta mezclado a lascosas y lances de la tierra porque percibe un hondo sabor a terrazgo que se desprende de esos nobles y rudos versos. Aparecen nombres de villas, lugares y campiñas; de tarde en tarde, el poeta, en un verso, con una indicación sumarísima, compendiosa, nos hace vislumbrar el paisaje. Pero como en la llanura castellana, monótona y calcinada, tienen un valor extraordinario, una vida profunda, unoschopos, unos olmos o unos alisos que la vista divisa en la extensión inmensa, así en la llanura del Poema del Cid estas breves indicaciones de paisajes adquieren una significación considerable. Sacando estos paisajes de su lugar apropiado pierden su trascendencia: preciso es para gustarlos en todo su valor, irlos repasando a lo largo de los versos.
Han pasado algunos siglos. Los españoles handescubierto un mundo: un mundo espléndido, maravilloso, de una naturaleza jamás vista. Si Castilla era –y sigue siéndolo– árida y monótona, las campiñas de América ofrecían a los hidalgos castellanos el espectáculo de una vegetación soberbiamente pintoresca. Azorín nos propone pensar cómo vieron los poetas españoles la naturaleza americana: Por ejemplo, Ercilla no nos hace ver en La Araucana el paisajeamericano. Lo que Ercilla siente es el movimiento, la lucha. El movimiento tumultuoso del mar –la tempestad– lo ha visto también nuestro poeta. Pero sus paisajes son demasiado sucintos e inexpresivos; pueden ser lo mismo de Chile que de cualquier región de España con árboles. Así, tan concisos son los paisajes de América vistos por un poeta español del siglo XVI. Más que el panorama interesan aErcilla las figuras, y admirables son, por ejemplo, sus retratos, en trazos vigorosos y sobrios, de Caupolican y del mozuelo indio Lautaro.
Antes de que Ercilla compusiera su Araucana, Garcilaso trazaba sus Églogas. Sentido delicado, agudo del paisaje hay en ellas; paisajes concretos, determinados hallamos a lo largo de sus versos: “Ya es Toledo, pintado en tres o cuatro versos; ya –en la Églogasegunda– una «vega grande, espaciosa», que se extiende en las riberas del Tormes, una vega siempre verde y lozana, en verano y en lo más riguroso del invierno”1.
A fines del siglo XVIII, otro poeta nos describe la belleza de aquel valle. Nos referimos a Jovellanos: el río Lozoya, los álamos que lo bordean, las montañas que cierran el valle, el bosque que se extiende por las laderas... todo sirve aJovellanos para trazar en la poesía un fragmento descriptivo; su obra poética resalta por su sentido de lo pintoresco, de lo plástico, según Azorín, por encima de la poesía de sus contemporáneos.
Sería ahora ocasión de hacer también algunas leves indicaciones acerca del paisaje en la poesía romántica. “Si nos acercáramos a nuestros poetas románticos, acaso viéramos que la Naturaleza ha sido...