el papel
Había una vez un árbol llorón, que tenía muchos años a orillas de un río; su tronco era muy grueso, porque tenía más años que la aparición del primer auto.Cercano a él, pero lejos del río, se encontraban los árboles más ancianos de la tierra: el sabio roble, el castaño claro, el alerce rojo, el pino oregón y la más sabia de los árboles: la araucaria.Más lejos se encontraba un bosque grande de pinos insignes, que charlaban y se reían del sauce llorón y de los ancianos que vivían cerca de ellos todos los días.
Un día, la araucaria decía: “Quéhermosos días aquellos cuando yo era joven y estaba rodeada de mis amigos los robles, alerces, castaños y con mis padres; las aves trinaban posadas en las ramas de mi copa. Mi padre contaba historiasincreíbles, de cuando habitaban los grandes animales como el milodón y los dinosaurios; yo me entretenía. El hombre no llegaba todavía a estos parajes y esos bosques de pinos estaban llenos de mis amigos losrobles, castaños y alerces. ¡Ay, qué tristeza me da ver que quedamos tan pocos!”. El alerce le replicaba: “¡Oh!, mi gran señora, cómo no voy a recordar. Lo que más recuerdo es cuando llegó el hombre.Al principio recogía nuestras ramas viejas que caían al suelo para hacer sus casas, pero después empezó a cortarnos, por la belleza del color de nuestra madera y porque soportábamos bien el tiempo yla lluvia”.
El castaño y el roble asentían con sus ramas lo que decía el alerce, pero el sauce... ¡buaaa, buaa!, lloraba desconsolado, “¡pero ustedes vivirán más que yo! ¡buaaa, buaa!”. Los árboles lomiraban desconcertados, pero los pinos le gritaban desde la montaña “¡y para qué te cortarían a ti, si no sirves para nada, ni para leña ni para casas, solo lloras al lado del agua y, para variar, tequejas teniendo más agua que todos nosotros!”.
Pero el sauce sollozando decía: “No serviré para nada al hombre, excepto para darle oxígeno como todos; pero él con su inteligencia mira sólo por...
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