el paraiso perdido
EL PARAÍSO PERDIDO
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JOHN MILTON
EL PARAÍSO PERDIDO
Libro Primero
Canta Musa celestial, la primera desobediencia del hombre y el fruto de aquel árbol
prohibido, cuyo gusto mortal trajo al mundo la muerte y todas nuestras desgracias, con la
pérdida del Edén, hasta que un Hombre más grande nos rehabilitó yreconquistó para
nosotros la mansión bienaventurada. Desde la cumbre solitaria de Oreb o del Sinaí, donde
inspiraste al pastor, que fue el primera en enseñar a la raza escogida cómo salieron el cielo
y la tierra del Caos, o desde la colina de Sión y las fuentes de Siloé si te placen más, invoco
tu ayuda para mi atrevido canto; porque no pretendo remontarme con tímido vuelo sobre
los montes de Aoniaal intentar referir cosas que nadie ha narrado hasta ahora, ni en prosa
ni en verso.
Y Tú, ¡oh Espíritu!, que prefieres a todos los templos un corazón recto y puro, instrúyeme,
puesto que sabes; Tú estabas presente en el primer instante; desplegando como una paloma
tus poderosas alas, cubriste el inmenso abismo y los hiciste fecundo. Ilumina lo que en mí
es oscuro, eleva y sostén lo que estáabatido, para que desde la elevación de este gran
asunto puede defender a la Divina Providencia y justificar ante los hombres las miras del
Señor.
Dime, desde luego, ya que ni el cielo ni la profunda extensión del infierno ocultan nada a tu
vista: di cuál fue la causa que obligó a nuestros primeros padres, tan felices en su estado y
tan favorecidos por el Cielo, a separarse de su Creador, atransgredir su única prohibición
cuando eran soberanos del resto del mundo. ¿Quién los indujo a tan vergonzosa rebelión?
La Serpiente infernal, cuya malicia, animada por la envidia y por la venganza, engañó a la
madre del género humano: su orgullo la había precipitado desde el cielo con todo su
ejército de espíritus rebeldes, con cuya ayuda aspiraba a sobrepujar en gloria a sus
semejantes, lisonjeándose deigualarse al Altísimo, si el Altísimo se le oponía. Dominado
aquel espíritu por este ambicioso proyecto contra el trono y la monarquía de Dios, suscitó
en el cielo una guerra impía y un combate temerario: más sus esfuerzos fueron vanos.
La Potestad suprema le arrojó de cabeza, envuelto en llamas, desde la bóveda etérea,
repugnante y ardiendo, cayó en el abismo sin fondo de la perdición, parapermanecer allí
cargado de cadenas de diamante, en el fuego que castiga; él, que había osado desafiar las
armas del Todopoderoso, permaneció tendido y revolcándose en el abismo ardiente,
juntamente con su banda infernal, nueve veces el espacio de tiempo que miden el día y la
noche entre los mortales, conservando, empero, su inmortalidad. Su sentencia, sin
embargo, le tenía reservado mayor despecho,porque el doble pensamiento de la felicidad
perdida y de un dolor perpetuo le atormentaba sin tregua. Pasea en torno suyo sus ojos
funestos, en que se pintan la consternación y un inmenso dolor, juntamente con su
arraigado orgullo y su odio inquebrantable.
De una sola ojeada y atravesando con su mirada un espacio tan lejano como es dado a la
penetración de los ángeles, vio aquel lugar triste,devastado y sombrío; aquel antro horrible
y cercado, que ardía por todos lados como un gran horno. Aquellas llamas no despedían
luz alguna; pero las tinieblas visibles servían tan sólo para descubrir cuadros de horror,
regiones de pesares, oscuridad dolorosa, en donde la paz y el reposo no pueden habitar
jamás, en donde no penetra ni aun la esperanza, ¡la esperanza que dondequiera existe! Pero
sísuplicios sin fin, y un diluvio de fuego, alimentado por azufre, que arde sin consumirse.
Tal es el sitio que la justicia eterna preparó para aquellos rebeldes, ordenando que
estuviesen allí aprisionados en extrañas tinieblas y haciéndolo tres veces tan apartado de
Dios y de la luz del cielo cuanto lo está el centro de la creación del polo más elevado. ¡Oh
cuán distinta es esta morada de aquella...
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