El pentagonito
(Capítulo X: "El Clan del Besito")
ricardo uceda
Circula ya en Lima Muerte en el Pentagonito*, de Ricardo Uceda. Quienes hemos tenido el privilegio de leer el libro anticipadamente podemos dar fe de que se trata del trabajo de periodismo de investigación más importante y mejor escrito que se ha hecho en el Perú hasta ahora. Se trata de una historia escrita a partirdel testimonio descarnado de decenas de los propios protagonistas del horror. Pese a la crudeza de los acontecimientos, no hay un juicio moral sobre los hechos; ni siquiera un tono de denuncia. Simplemente se da cuenta de lo que ocurrió y de la forma como los protagonistas militares o senderistas entendían lo que estaban haciendo. Uceda ha reconstruido capítulos enteramente desconocidos de lasdécadas de la violencia y ha esclarecido otros que ingenuamente creíamos conocer bien. En términos de nueva información, va mucho más allá de lo que pudo avanzar la Comisión de la Verdad y Reconciliación. Leerlo es indispensable, y no les será difícil. El autor logra involucrar totalmente al lector desde las primeras páginas en una historia de vértigo creciente; una historia que, por si algo lefaltara, tiene un final absolutamente inesperado. A modo de aperitivo, compartimos con nuestros lectores extractos del capítulo X, "El Clan del Besito" (CBI).
[…] En 1978, cuando el Chito Ríos tenía veinte años y estudiaba Economía en la Universidad Garcilaso de la Vega, se hizo militante de la Juventud Aprista. Había nacido en Ferreñafe, una provincia del departamento de Lambayeque donde erandel APRA su madre y sus antepasados, aunque nunca se acercó al partido mientras vivió con ellos. En Lima encontró en la universidad a amigos apristas con los que había estudiado en Chiclayo, y como eran su grupo natural empezó a acompañarlos, a ayudarlos, y
* Uceda, Ricardo: Muerte en el Pentagonito. Los cementerios secretos del Ejército Peruano. Bogotá: Editorial Planeta Colombiana S.A., 2004.RESEÑA
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después ingresó a la organización. Pero militar en Garcilaso de la Vega no era zambullirse en un debate de ideas, sino pelear violentamente contra los comunistas de Patria Roja, y él aprendió primero a defenderse y a atacar. El partido sabía de eso porque tenía un aparato armado que intervenía en las revueltas sociales y protegía al jefe y fundador, Víctor Raúl Haya de laTorre, con una Guardia Dorada dirigida por un rudo legendario, Jorge Idiáquez. La integraban los búfalos, por igual militantes y matones, a la vez defensores y asaltantes de sindicatos a punta de bala y cachiporra. Aquel año ellos impidieron que Patria Roja ganara las elecciones estudiantiles de Garcilaso de la Vega. Unos doscientos brigadistas, la crema y nata de la bufalería de Lima —estuvieronlos de Idiáquez, los del Callao, los de la Universidad Villarreal—, quemaron las ánforas en un operativo con bombas, disparos y aporreamiento de los maoístas. Así organizaron su propia federación, que luego sería la preponderante. En la universidad el principal aprista era Jorge Velarde, y con su liderazgo se consolidó la hegemonía estudiantil del partido entre 1980 y 1983, durante el primer tramodel gobierno de Belaunde. El Chito Ríos se zambulló en el movimiento y protagonizó sus peleas, siempre al lado de sus amigos de Chiclayo. También militó en el Comando Universitario Aprista (CUA), que dirigía la lucha estudiantil a escala nacional, y
donde los garcilasinos eran respetados —Velarde llegó a ser secretario nacional del CUA— porque controlaban su territorio. No era raro que lessolicitaran apoyo para capturar, o recuperar, alguna base disputada con los comunistas. Ríos, como los demás, cargaba sus fierros y pirulos de un lado a otro, e incluso viajó a provincias y participó en un pleito a balazos con los maoístas del Frente Estudiantil Revolucionario en el Cusco, en plena plaza de Armas. En 1984, cuando Velarde lo presentó como una joven promesa a Agustín Mantilla, ya había...
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