El peregrino
Habíamos caminado durante cinco días seguidos,
sólo nos deteníamos para comer y dormir. Petrus continuaba
bastante reservado sobre su vidapersonal, pero indagaba mucho sobre Brasil y sobre mi trabajo. Dijo que mi
país le gustaba mucho, porque la imagen que mejor conocía era el Cristo Redentor en el Corcovado, con los
brazos abiertos y no torturado en una cruz. Quería saberlo todo y cada cierto tiempo me preguntaba si las
mujeres de mi país eran tanbonitas como las de aquí.
Durante el día, el calor era casi insoportable, y en todos los bares y pueblec
itos a los que llegábamos las
personas se quejaban de lasequía. Debido al calor, dejábamos de caminar entre las dos y las cuatro de la
tarde
-
cuando el sol estaba más caliente
-
y adoptamos el hábito español dela siesta.
Aquella tarde, mientras descansába
mos en mitad de un olivar, un anciano campesino se acercó y nos ofreció
un trago de vino. Aun con el calor, elhábito de beber vino formaba parte hacía siglos de la vida de los
habitantes de aquella región.
-
Allí, exactamente en ese lugar, el Amor fue ases
inado
-dijo el viejo campesino, apuntando hacia una pequeña
ermita enclavada en las rocas.
¿Y por qué fue asesinado el Amor allí?
-
pregunté, ya que el viejoestaba queriendo entablar conversación.
-
Hace muchos siglos, una princesa que iba por el Camino de
Santiago, Felicia de Aquitania, resolvió renunciar
a todo yquedarse a vivir aquí, cuando volvió de Compostela. Era el Amor en persona, porque compartió sus
bienes con los pobres de la región y cuidaba de los enfermos.
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